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Punto de Vista despierta poseído y airoso

El Festival Internacional de Cine Documental de Nafarroa invoca fantasmas en su segunda jornada, con obras de Declan Clarke, Emilio Hupe y Razan AlSalah.

Fotograma de ‘If I Fall, Don't Pick Me Up’, de Declan Clarke. (PUNTO DE VISTA)

Única integrante del Programa 3, ‘If I Fall, Don't Pick Me Up’ de Declan Clarke (llegada de FIDMarseille y Doc Lisboa) juega a encarnarse en la ausencia de Samuel Beckett, plantándose en los parques y restaurantes berlineses que el dramaturgo incorporó en su férrea rutina, ahora caídos en la ruina, para hacérselos suyos. Clarke consagra su llamada a Beckett dejándose contaminar del rigor antipático que hay tras el quedarse quieto, tragando tiempo muerto y desenterrado, en postales urbanas que abajan incluso el sonido de la calle. También en intersticios, que repasan página a página y de cubierta a cubierta los guiones que el irlandés escribió y, luego, su joven amigo Walter Asmus llevaría al escenario.

Es garabateada sobre estos documentos, en las notas apenas legibles de Asmus, que la vida primero se cuela. Ante el silencio se amplifica, simpática, la huida persistente y casi infantil de Beckett, perseguido por el éxito creciente de Godot y confiando en su colega alemán para salvarlo. Este true crime donde solo quedan dosieres sin interrogantes, tampoco rechaza el humor descreído de quien ya no puede sentarse tristón en un restaurante muerto, porque alguien lo ha reformado.

En definitiva, su insistente rechazo a cualquier floritura tras la pura inmanencia, podríamos pensar en la película de Clarke en tanto que ensayo sobre cómo el tozudo siglo XX sirve de contrapeso, cerrado y conclusivo, ante tiempos volátiles… Hasta que el mismo Walter Asmus, ya canoso, se incorpora a la película. Asmus mira a cámara en silencio, reabriendo el caso desde la perspectiva del afecto. Un afecto inaccesible incluso a caballo del tiempo, claro, pero que al final de este réquiem ya abrazamos sin palabras.

El Programa 4 aguanta el golpe de la desmemoria

‘El viento que golpea mi ventana’ se construye de forma improvisada, precaria en el sentido más creativo ante la lejanía desapasionada que muestra la familia de Emilio Hupe hacia aquel bisabuelo que, oímos, escribía folletines por entregas, que trabajaba en la mina y que murió de silicosis. Al no haber una película que excavar del pasado (ni una foto), el cineasta decide replicarla en presente: poniendo a su padre a leer una carta póstuma ficticia, como dejándose poseer, y de su madre, que declama desde la cama en nombre de su hijo, también dejándose poseer, pero más en broma.

Con el ánimo de quien busca conocer a alguien, Hupe pregunta entonces a sus primos pequeños, gemelos-judoka, por sus asignaturas favoritas del cole. A sus tíos, camioneros, por anécdotas que les marcaran. Mientras el conjunto se despliega sobre la impostura cándida de los dispositivos raro-folk de Chema García Ibarra, el pajar aguanta sostenido por la potencia simple del gesto… Un quitarse el miedo a la muerte mirando muy atento a la vida, invocándola a jugar con la alegría de quien se sabe en casa.

La memoria del viejo Amine sobre los cuarenta y cinco días que pasó encerrado en la isla de Zirku, una reserva petrolera de acceso vedado solo a trabajadores, se resiste a desaparecer. ‘A Stone’s Throw’ de Razan AlSalah (presente también en FID Marseille, Singapur y Valdivia, entre otros) extiende esta resistencia ambivalente, poniéndola en contexto y revalorizándola dentro del movimiento propalestina contemporáneo. AlSalah abraza la disforia de su relator solapando transparencias de mapas por satélite, inapelables a base de píxeles muertos (claro, nunca entró en el sitio un furgón de Google). Asimismo, toma por rehén la poesía accidental y enajenada de las mil reseñas que pueblan el buscador, las fotos de guías de fauna y flora local e incluso, un inquietante vídeo educativo de seguridad laboral. Las imágenes son pobres y viven en un bando concreto, pero otra vez el gesto de resistencia pervive. Ante el alud de pruebas a medias, recuerdos como avistamientos extraterrestres, una voz robótica se interroga sobre su hogar. Si la duda vive, la lucha sigue.