El proyecto One Cycling y la búsqueda de un nuevo modelo en el ciclismo
One Cycling se había movido rodeado de mucho secretismo. Y fue así hasta que el pasado 12 de junio, el Comité de Gestión de la UCI anunció el calendario de los World Tour masculino y femenino para el trienio 2026-28, rechazando por unanimidad incluir las nuevas carreras propuestas por One Cycling.
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En el comunicado publicado por el Comité de Gestión consideraban que la propuesta era «incompatible con la gobernanza y el marco regulatorio de la UCI, además de carecer de coherencia deportiva», al tiempo que se mostraban abiertos a «continuar las conversaciones con los representantes de este proyecto». Lo dejaban así en la lona, antes incluso de que llegara a tener una presentación oficial de la que se ha hablado muchas veces.
One Cycling nació fundamentalmente del deseo de Richard Plugge, manager del equipo Visma-Lease a bike, bajo una premisa clara: crear un nuevo marco en el ciclismo profesional, que aumente los ingresos buscando una financiación de las carreras más sostenible, que los equipos reduzcan su dependencia de los patrocinadores y que los mejores ciclistas compitan entre ellos con mayor frecuencia. Contaba con el apoyo de muchos de los equipos del World Tour, además del de la empresa organizadora de pruebas ciclistas Flanders Classics, uno de los pesos pesados dentro del ciclismo. Pero adquirió una nueva dimensión cuando el fondo de inversión saudí SURJ Sports Investment, controlado por el fondo soberano PIF, también saudí, se mostró dispuesto a invertir 250 millones de euros en este proyecto.
Con el respaldo del dinero saudí, One Cycling garantizaba 1 millón de euros anuales a los equipos masculinos participantes y 250.000 euros a los femeninos. Su intención era introducir cuatro nuevas carreras a partir de la temporada 2026, que se disputarían en América y Asia, incluyendo una carrera en Arabia Saudí como cierre de la temporada. Nuevas carreras y un nuevo modelo de reparto del dinero que genera el ciclismo, más favorable para los equipos y que cuestiona el modelo actual, en el que los organizadores de las carreras y entre ellas, fundamentalmente, la empresa ASO, tienen una posición dominante.
El rechazo de la UCI, principal aliado de ASO, cierra las puertas del World Tour al proyecto One Cycling y le deja la única opción, poco probable ahora mismo, de crear un circuito alternativo en el ciclismo, similar a como ha hecho el propio fondo saudí PIF con el LIV golf. En ese caso, tendrían enfrente a la UCI y a ASO, las dos principales fuerzas en el mundo del ciclismo y recelosos siempre de ceder parte del dominio que ostentan.
El modelo ASO
Amaury Sport Organisation (ASO) es la propietaria del Tour, Vuelta, París-Roubaix, París-Niza, Dauphine, Lieja y Flecha Valona, además de colaborar con la Volta a Catalunya y de organizar otras carreras fuera del World Tour y competiciones de otros deportes. Esa posición dominante le ha permitido establecer un modelo de organización extendido en el ciclismo y en el que el reparto de los ingresos generados por el ciclismo se concentra en manos de los organizadores de las carreras. De esta forma, los equipos dependen casi exclusivamente de la aportación de sus patrocinadores, lo que contribuye a la inestabilidad de las formaciones y la del propio ciclismo.
No es la primera vez que los equipos ciclistas toman la iniciativa, tratando de cambiar este modelo de organización. Desde que el desarrollo de las retransmisiones televisivas, durante los años ochenta y noventa, multiplicó los ingresos por derechos de televisión, ASO ha impuesto las reglas del juego a cada uno de los equipos, obligándoles a utilizar productos con la marca de sus patrocinadores o a participar en otras pruebas organizadas por ASO para ser invitados al Tour.
A principios de siglo, el director del equipo ONCE, Manolo Saiz, ya trató de cambiar este modelo de organización del ciclismo. Con el apoyo de Theo de Rooy, del equipo Rabonank, Alain Bondue, de Cofidis, Francis Lafarge, de Banesto y en menor medida, del director del Quick-Step, Patrick Lefevere, lograron que ASO cediera parte de sus privilegios. Así, pudieron utilizar sus propios coches de equipo durante el Tour, sus propios bidones y bolsas de avituallamiento. La organización del Tour también comenzó a entregar a los equipos una cantidad de dinero a cada equipo para cubrir sus costes durante el Tour, así como el pago del alojamiento y la comida para parte de los componentes.
En los últimos años, con la entrada de nuevos inversores, más o menos aceptados por los aficionados, el deporte profesional está viviendo importantes cambios en sus modelos de organización. Al mismo tiempo, el ciclismo viene pasando por uno de sus mejores momentos, gracias a una generación de ciclistas que atraen el interés de los aficionados y al rápido crecimiento que está viviendo el ciclismo femenino. ASO y el Tour de Francia se benefician de este crecimiento, pero, paradójicamente, supone también una amenaza para su posición dominante. One Cycling parece haber quedado apartado, pero, igual que ocurre en otros deportes, es previsible que en los próximos años aparezcan nuevos proyectos con inversores decididos a entrar en el mundo del ciclismo.