Eguiguren y sus memorias, un personaje clave en los últimos 50 años de la política vasca
Ya retirado de la primera línea, el que fuera presidente del PSE, parlamentario autonómico y negociador para el final de ETA ha presentado este lunes en Donostia un libro en el que resume hechos y experiencias acumuladas durante una dilatada trayectoria política.
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Enorme expectación este lunes por la mañana en Donostia para la presentación de las ‘Memorias políticas’ de Jesús Eguiguren, recogidas en un libro y que según se aprecia en su portada cuenta con tres partes: ‘El infierno de la transición vasca’, ‘Reflexiones’ y ‘El fin de ETA según ETA’.
Mucho rostro conocido del PSE de ayer y de hoy –comandados por su secretario general, Eneko Andueza– en una sala del palacio de Miramar que se ha quedado muy pequeña. Con puntualidad británica, el protagonista ha entrado en medio de una salva de aplausos. En épocas pasadas le tocó llevarse palos, incluso desde sus propias filas. En este caso, las lanzas se han tornado cañas.
Han acudido consejeros de Lakua como Mikel Torres, Denis Itxaso o Javier Hurtado, viejas glorias como Ramón Jáuregui o el exalcalde de Irun Alberto Buen, quien fuera su sucesor José Antonio Santano –ahora alto cargo del Gobierno español–, diputados forales como José Ignacio Asensio, la edil donostiarra Ane Oyarbide, y por supuesto su pareja, la diputada Rafaela Romero.
Andueza ha ejercido de maestro de ceremonias, con un panegírico sobre la figura de Eguiguren que el propio político de Aizarna ha zanjado entre risas con un rotundo «creo que te has pasado un poco». El actual líder del PSE ha subrayado que «este libro es un manual de historia, de lo ocurrido en Euskadi durante más de 50 años, de lo vivido y lo construido en este país: dictadura, transición, terrorismo, paz, libertad… Jesús ha pasado por todas esas estaciones y ha dejado huella en todas».
«El tiempo le ha dado la razón»
También ha considerado que «es un manual de política, nos habla de principios y valores democráticos, de un socialismo que hunde sus raíces en esta tierra, de la posibilidad de tener un futuro mejor». No ha obviado que Eguiguren ha sido «en muchos momentos una persona incomprendida, ha recibido críticas absolutamente injustas. Realmente era una persona avanzada, que se estaba adelantando a lo que venía, y el tiempo le ha dado la razón».
El autor ha confesado que el principal motivo para ponerse a escribir fue contar desde su experiencia los llamados años de la transición, el referéndum constitucional y el arranque del Gobierno autonómico. «Necesitaba contar lo que había vivido, porque si no lo contamos nosotros no lo va a contar nadie. Fueron años muy difíciles de explicar para quienes no los han vivido. Aunque como sabía que también iba a interesar lo de ETA, añadí un resumen sobre las negociaciones». Sobre ello ya publicó un libro en 2011, junto con el periodista Luis Rodríguez Aizpeolea, con el expresivo subtítulo ‘Confesiones del negociador’.
Preguntado por compañeros de formación que le marcaron, Eguiguren ha citado los nombres de Enrique Casas y Fernando Buesa, el primero muerto por disparos de los Comandos Autónomos y el segundo por una bomba de ETA. «Jáuregui nos pastoreó durante años, Maturana… Empecé en el partido muy joven y siempre he tenido maestros».
En cuanto al peor y al mejor momento, entre los primeros obviamente ha recordado la «tristeza, malestar y cabreo infinito» que le invadían «cada vez que asesinaban a un compañero». Desde un plano más político, considera que el referéndum sobre la Constitución marcó un punto de inflexión negativo para el PSE, que en la elecciones de 1977 había sacado el 26% de los votos, pero en la consulta sobre la Carta Magna «el PNV se salió del consenso» y a partir de ahí su partido fue víctima de «la hostilidad y la marginación. Ahí se rompió, para mí, la sociedad vasca».
Acuerdo por Ardanza
Una situación que a su juicio no varió hasta mediados de los 80, tras la escisión en el PNV, cuando los jeltzales y el PSE alcanzaron un pacto de legislatura, absteniéndose para que gobernara el lehendakari Ardanza, que más tarde abriría camino a unos gobiernos de coalición que a día de hoy se mantienen. «Fue un momento que nos sacó del agujero», ha señalado.
Como cabía esperar, buena parte del acto, que se ha prolongado durante casi noventa minutos, se ha centrado en su papel como negociador para el final de la lucha armada. «Creo que fui el primero que dijo ‘ETA se acaba’, y curiosamente se generó una reacción en contra fuera de lo común. Parte de la derecha se lo tomó como una rendición. Tuve una intuición, en política no todo es racional. Me pareció que era el momento en el que se podía hablar, y me lo confirmó Josu ‘Ternera’ [seudónimo policial de Josu Urrutikoetxea]. Ellos también estaban con la misma sensación», ha explicado.
Tras una ardua tarea de mucho años con múltiples actores, ETA anunció el abandono de las armas, aunque permanecen muchas secuelas del conflicto. «Desde que acabó el terrorismo Euskadi es un país en el que se puede vivir tranquilamente. Se suele decir que ETA lo dejó sin conseguir nada, pero internamente tengo mis dudas», ha confesado.
Respecto al futuro, ha augurado que «viene un periodo de cambio muy interesante y complicado», y se ha referido a la posibilidad de acordar un nuevo estatuto con el PNV y EH Bildu, lo que significaría que el soberanismo de izquierdas se convertiría «en uno de los pilares del sistema. Creo que el PNV está renqueante, es de temer, pero ya no es lo que era. El socialismo tiene una enorme tarea».