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El Alavés persigue una victoria ante el colista para meterse en posiciones europeas

Dados los numerosos cambios habidos en la plantilla este pasado verano, pocos aficionados del Alavés hubieran imaginado que su equipo estuviese pelando por puestos europeos, pero la realidad es que, si El Glorioso vence en Montilivi –sábado, 14.00–, se meterá de lleno en esa lucha.

Para Eduardo Coudet, Antonio Blanco es un fijo como ancla en la escuadra babazorra. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

Si el Alavés logra su segundo triunfo foráneo de la temporada –el anterior fue en San Mamés– en el campo del Girona, farolillo rojo, tendrá el premio de meterse provisionalmente en posiciones continentales, un premio que a priori no entraba en los planes iniciales del club babazorro.

Sin embargo, lo cierto es que la escuadra vasca, asfixiando con su presión al rival y demostrando que sabe jugar al fútbol, se ha ganado a pulso estar en esos puestos de privilegio. Con solo cuatro encuentros perdidos –y todos por la mínima–, el bloque dirigido por Eduardo Coudet ha demostrado que es un rival duro de pelar.

Y que ha mantenido una regularidad metódica. Si todos sus envites se fragmentan en tercios, la sucesión victoria-empate-derrota (aunque no en ese orden) ha sido matemática. Siguiendo esa dinámica, tocaría empatar en Montilivi, aunque el Alavés sin duda que buscará el triunfo que le permita irse con una sonrisa al descanso por selecciones.

El preparador argentino deberá repetir línea defensiva ante las ausencias del lesionado Jon Pacheco y el sancionado Facundo Garcés, además de que no podrá contar con el castigado Lucas Boyé, en gran momento de forma y autor de uno de los goles que permitió doblegar al Espanyol. Dependiendo del dibujo, Mariano o Guridi cuentan con opciones para acompañar a Toni Martínez.

Algo similar ocurre en la sala de máquinas. Antonio Blanco se ha convertido en un fijo como ancla del equipo, mientras que Pablo Ibáñez y Denis Suárez se juegan completar la dupla como centrocampistas con una mayor libertad para llegar al área rival.

Triunfo en la última visita

La última visita al feudo gerundense fue de grato recuerdo para los intereses albiazules, gracias a una diana de Carlos Vicente superada la hora de juego, que dio pie a tres puntos muy bien recibidos en el casillero de la escuadra vasca.

El Alavés ocupa ahora mismo la octava plaza en solitario, con 15 puntos, que se podrían ver catapultados hasta los 18 de mediar la victoria, la misma cantidad que en estos momentos tiene el Espanyol, que ocupa un sexto puesto que se recompensa con la participación en la Conference League.

Pero enfrente tendrá a un Girona necesitadísimo, que solo ha sumado cuatro triunfos en la treintena de envites jugados entre la segunda vuelta de la pasada campaña y lo que se lleva de la presente. Son 20 puntos de 90 posibles con 27 goles a favor y 59 goles en contra. La proyección actual es de apenas 24 puntos, insuficientes para mantener la categoría.

Continúa siendo demasiado débil en defensa (26 goles en contra en doce encuentros) e inofensivo en ataque: el uruguayo Cristhian Stuani, artífice de la sufrida salvación de la temporada pasada, ya vuelve a ser el pichichi, con tres goles en 169 minutos y una titularidad.

El preparador local, Míchel, sobrevive a esta triste realidad, seguramente porque es el mejor entrenador de la historia del club y el técnico que llevó al Girona a la Liga de Campeones, pero entre la afición ya hay muchas voces que piden un cambio y no ganar al Alavés podría ser su sentencia.