Maradona sigue estando presente cinco años después
Este martes se cumplen cinco años de la muerte de Diego Maradona y son muchos los que todavía no se han hecho a la idea, los que lo recuerdan a cada momento y los que siguen analizando cada instante de su vida. Despertó ilusión, alegría y fe, emociones muy poderosas que no son tan fáciles de borrar.
En Nápoles, el estadio San Paolo pasó a llamarse Diego Armando Maradona pocos días después de su fallecimiento y este octubre, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) decidía ponerle el nombre del astro al Estadio Único de La Plata. Mientras tanto, la Universidad de Buenos Aires celebraba el I Congreso Internacional Diego Armando Maradona, con más de 200 expositores provenientes de universidades de Argentina y otros países.
El día de su despedida como jugador de fútbol, en el césped de la Bombonera, Diego dijo aquello de «ojalá que no se termine nunca este amor que me tienen», aunque él sabía mejor que nadie que eso no podía pasar. En otro momento había dicho también que «tampoco muerto encontraría paz. Me utilizan en vida y encontrarán el modo de hacerlo estando muerto». Y como ocurre con muchas de sus frases más célebres, pareció tratarse de una profecía. Recientemente, la jueza encargada del juicio por su muerte ha sido destituida de su cargo, después de que el juicio hubiera sido anulado el pasado mayo por su participación en un documental sobre el propio proceso.
Porque el 'Pelusa' sigue atrayendo mucho interés alrededor de su figura y a veces es inevitable querer sacarle rendimiento. El dueño de un bar de Nápoles coincidió con él en un vuelo y al ver que habían quedado pelos suyos en el respaldo del asiento, los guardó y hoy en día son un reclamo permanente para turistas de todo el mundo. Y cómo no se va a convertir en lugar de peregrinación el rincón de la Via Emanuele de Deo, si son cientos los seguidores que dejan allí bufandas del Nápoles o camisetas de Argentina. 'Diego vive' decía una bandera de Boca colocada bajo el mural que representa al jugador, en pleno corazón de los Quartieri Spagnoli.
En Buenos Aires también conocen ese reclamo que genera la figura de Maradona. Y si los directivos de Boca saben que muchos turistas buscan el palco del ídolo en su visita a la Bombonera, en Fiorito también quieren que la gente conozca el barrio en el que nació su más ilustre vecino y así, Diego sigue generando ingresos allí donde hace años pasó miserias.
«El ausente más presente»
Valdano lo describió como «el ausente más presente» y no es una definición exagerada. El pasado mes de marzo, cuando en Argentina se intensificaron las protestas en defensa de los jubilados, se viralizaron unas declaraciones viejas de Maradona. «¡Cómo no voy a defender a los jubilados, si nosotros tenemos que ser muy cagones para no defenderlos!», dijo Diego en tiempos de Menem y treinta años después, esas mismas palabras sirvieron para animar a la gente a manifestarse contra el gobierno de Milei.
Y es que hubo tantos Maradonas distintos en los 60 años de vida de Diego, que siempre aparece uno diferente que se adapta a cada situación. Está el que se enfrentó a la FIFA y desde los años 80 venía diciendo lo que en 2015 desveló la operación del FIFAgate. El que se dejó seducir por los lujos de los Emiratos Árabes Unidos y el que nunca terminó de marcharse de Fiorito. El que firmó con el Grupo Clarín para presentar el programa La noche del 10 y se marchó a La Habana para entrevistar a Fidel Castro en el horario de máxima audiencia de uno de los canales del grupo mediático más poderoso de Argentina.
También está el que dejó imágenes de maltrato a una de sus parejas y sospechas de abusos y violencia en otras relaciones a lo largo de su vida. El que tardó en reconocer a sus hijos, para terminar abrazado a ellos. Porque Diego nunca aprendió a controlar sus impulsos y de la misma forma que sufrió varias adicciones, esos mismos excesos estuvieron a punto de terminar con su vida en el año 2000 en Punta del Este y unos años después, en Buenos Aires.
En esos momentos en los que su vida pendió de un hilo, volvieron a aparecer todos esos seguidores que tanto necesitaba Diego para seguir adelante. Porque fueron muchos los que buscaron arrimarse y ganar dinero con él, pero muy pocos los que se preocuparon por darle herramientas que le ayudaran desenvolverse bien y Diego aprendió lo que era la vida por instinto y a pura experiencia. Pero, mientras generaba alegrías para muchos y millones de pesos, liras o dólares para pocos, fueron aún menos los que se ocuparon de su persona.
Uno de ellos, su entrenador personal Fernando Signorini, le dijo que con Diego iba al fin del mundo, pero con Maradona no iba a la vuelta de la esquina. «Tenés razón», le contestó Diego, «pero si no hubiera sido por Maradona, yo todavía estaría en Fiorito».
Y lo cierto es que Diego nunca se escondió y son de conocimiento público todos sus errores y excesos, pero son muchos los que no lo olvidan. Ni en Nápoles, ni en Sevilla y tampoco en Barcelona. Y cómo no lo van a adorar en Argentina, si Diego estuvo cada vez que lo necesitaron.
Hay muchos argentinos a los que les resulta indiferente y hay quien lo considera un mal ejemplo también. Pero los maradonianos son mayoría y lo quieren con locura, porque nadie les dio las alegrías que les dio él. El boxeador 'Maravilla' Martínez lo describió bien: «En una época en que no teníamos para comer, Maradona estaba ahí. Cuando faltaba algo, teníamos siempre a Diego».
A cinco años de su muerte, no puede extrañar que genere tanta veneración. Maradona despertó ilusión, alegría y fe y hablamos de emociones muy poderosas que no son tan fáciles de borrar.