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El Ararteko reclama un pacto mundial sobre refugiados en 2018

El Ararteko ha reclamado un pacto mundial sobre refugiados en 2018 «para lograr un reparto más equitativo de la carga y la responsabilidad de acoger y dar apoyo» a estas personas. Así, ha aprobado una declaración institucional con motivo de la celebración mañana del Día Mundial de las Personas Refugiadas.

Varios migrantes, tras ser rescatados por SOS Meditarrenee. (AFP)
Varios migrantes, tras ser rescatados por SOS Meditarrenee. (AFP)

El Ararteko de la CAV, en un comunicado, destaca la «imperiosa necesidad» de cumplir los compromisos internacionales y el derecho internacional humanitario de protección a las personas refugiadas, especialmente a las más vulnerables. «No podemos quedar impasibles ante los dramas humanos que diariamente asolan a Europa. Estas tragedias nos remueven la conciencia, recordándonos que no cabe la defensa y protección de los valores y derechos humanos únicamente para las personas nacionales de los Estados miembros de la Unión Europea», añade.

Por ello, señala que la extensión más allá de las fronteras de Europa de la defensa de los derechos humanos y de los derechos de las personas refugiadas «es un imperativo, además de ético, de justicia material». «En estos momentos de nuestra historia no nos podemos conformar con los sistemas de protección jurídica a nivel interno o regional», continúa.

Considera urgente analizar las políticas internacionales de los diferentes agentes públicos, como son la Unión Europea o la OTAN y otros grupos de Estados, que «dificultan el desarrollo sostenible de los pueblos», que es la base para una cultura de paz y de derechos humanos.

Además, prosigue, se deben cumplir los compromisos asumidos en la Declaración de Nueva York sobre Refugiados y Migrantes, para lograr un reparto más equitativo de la carga y la responsabilidad de acoger y dar apoyo a las personas refugiadas, mediante la aprobación de un pacto mundial sobre refugiados en 2018.

El Ararteko aplaude las últimas decisiones políticas de acoger e integrar a las personas refugiadas. Estas posiciones, asegura, «deben ser motor de nuevos programas de solidaridad entre los Estados que conforman la Unión Europea, porque los derechos humanos, así como la solidaridad con las personas que huyen de conflictos bélicos o son perseguidas, constituyen el elemento de cohesión imprescindible en la construcción europea».