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Santiago

Chile recuerda a Salvador Allende y a las víctimas de la dictadura en medio del silencio oficial

Chile recuerda este 11 de septiembre a su presidente Salvador Allende, derrocado hace 46 años por el golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet, y a las miles de víctimas de la dictadura en medio del silencio oficial y de denuncia de la impunidad que rodea a los crímenes cometidos durante el régimen militar.

Activistas de derechos humanos muestran retratos de desaparecidos durante la dictadura ante La Moneda. (Martín BERNETTI / AFP)
Activistas de derechos humanos muestran retratos de desaparecidos durante la dictadura ante La Moneda. (Martín BERNETTI / AFP)

Durante horas, miles de chilenos, han desfilado ante el monumento a Salvador Allende, instalado a un costado del Palacio de La Moneda, sede del Ejecutivo chileno y donde el presidente derrocado falleció tras ser bombardeado el histórico edificio por aviones de la Fuerza Aérea, y ante su tumba en el Cementerio Nacional de Santiago.

Los diversos y variados actos de recuerdo el derrocado presidente y de los miles de desaparecidos y torturados durante la dictadura que se han realizado a lo largo del día en todo el país han servido también para reclamar verdad, justicia y el fin de la impunidad.

Sin embargo, el nombre de Allende no ha sido mencionado por el actual mandatario, el derechista Sebastián Piñera, durante un discurso no programado que ha pronunciado en el palacio presidencial y en el que calificó como «un gran fracaso» para toda una generación de chilenos la «quiebra de la democracia» ese 11 de setiembre de 1973.

Piñera se ha limitado pedir a sus compatriotas «reflexionar con serenidad y buena voluntad sobre las causas y consecuencias del 11 de setiembre de 1973, a aprender de las lecciones y enseñanzas que los errores del pasado nos han entregado, y a actuar siempre con total apego y respeto a los valores de la democracia».

Unos valores democráticos que Allende defendió hasta su muerte atrincherado en La Moneda mientras la Fuerza Aérea bombardeaba el palacio en el centro de Santiago y los tanques acribillaban su fachada desde las calles aledañas.

«Sólo asesinándome a balazos podrán apartarme de mi compromiso con el pueblo», advirtió Salvador Allende tras su elección como presidente de Chile el 4 de setiembre de 1970, hace ya 49 años. Y así fue efectivamente.

La puerta de Morandé 80

Aquellos hechos han sido recordados esta mañana en la puerta de la calle Morandé 80, por donde Allende solía acceder y salir del Palacio de La Moneda, y por ella fue sacado su cadáver el día del golpe, tras la destrucción del inmueble, después de que el presidente rechazara rendirse.

Cuando La Moneda fue reconstruida, aún en dictadura, la puerta desapareció, pero el presidente Ricardo Lagos (2000-2006) dispuso su reconstrucción en 2003.

Hoy esa puerta se llenó de claveles rojos y una gran corona de flores que partidarios de la izquierda chilena depositaron a modo de homenaje, algo que también se repitió a los pies de su estatua en la cercana plaza de Constitución.

La nieta de Allende, la diputada socialista Maya Fernández, ha recordado a su abuelo en el lugar, pero también ha tenido palabras para los desaparecidos, torturados y detenidos durante la dictadura de Pinochet.

«Es un día para recordar, como todos los años, pero no solo a Salvador Allende. Quiero hacer un homenaje a los familiares de las víctimas de violencia durante la dictadura, porque muchos hasta el día de hoy no saben dónde están sus seres queridos, no les pueden poner una flor, no les pueden ir a ver o acompañar en un lugar», ha declarado.

Por primera vez también han acudido hijos y familiares de represores de la dictadura que, unidos en la organización Historias Desobedientes, han optado por la justicia, porque como expresaba un cartel enarbolado por uno de ellos «La culpa no se hereda, yo escojo mi vereda».

«Reflejo de la dictadura»

En declaraciones a la agencia Prensa Latina, Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, ha asegurado que «Chile se encuentra en un momento decisivo de su historia, en el cual avanzamos hacia la justicia y la verdad o se materializa la impunidad».

Este Gobierno, ha dicho, «es el más fiel reflejo de la dictadura cívico-militar, porque no hay verdad, no hay justicia, y la pregunta dónde están los desaparecidos sigue sin respuestas, se gobierna bajo la misma Constitución establecida por Augusto Pinochet y continúa la represión, ese es el Chile que se ha construido desde el año 1990».

Por su parte, Lautaro Carmona, secretario general del Partido Comunista de Chile, ha señalado a Prensa Latina que es necesario recoger el legado de Allende, que se simboliza muy bien cuando en su último mensaje radial convocó a abrir las anchas alamedas y construir un país libre y para todos.

Ha asegurado que «el golpe fue no solo para derrocar el Gobierno más profundamente democrático que ha tenido Chile, sino para instaurar el capitalismo más extremo, neoliberal, en un contubernio perfecto con el imperialismo estadounidense».

«Desde entonces han pasado muchas jornadas de lucha, desde la resistencia y a la rebelión popular en los 17 años de dictadura, y luego con la larga transición que no ha sido capaz de poner en el centro el cambio del modelo de desarrollo», ha añadido.

En este sentido, Carmona ha manifestado que «es tiempo de homenaje a Allende y a todos los que cayeron, pero también de compromiso para retomar aquel proyecto porque la vida ha demostrado que el modelo impuesto por la dictadura a sangre y fuego no es la solución para las mayorías sino que pone todo a favor de los privilegiados».

Mientras, en la Cámara de Diputados se ha rendido un minuto de silencio en recuerdo de aquella fecha, con decenas de parlamentario enarbolando fotos de Allende y de otros caídos ese día, aunque del homenaje se han distanciado los representantes de la coalición oficialista Chile Vamos.

Cementerio, Villa Grimaldi y Estadio Nacional

Tanto la figura del presidente socialista como las de las víctimas también han recibido su homenaje en el Cementerio General, donde de forma muy sentida y conmovedora han ido llegando personas anónimas a depositar flores en la tumba de Allende, en el Memorial a los Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos y en el Patio 29, donde se enterró a muchos ejecutados en nichos comunes sin identificar (NN).

En ese sentido, las víctimas de la dictadura han sido recordadas en diversos actos en todo el país, como el realizado en Villa Grimaldi, antiguo centro de detención y tortura en el este de Santiago operado por la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional), la policía secreta de Pinochet.

Allí, a las 11.52 hora local (14.52 GMT), el momento exacto en que el 11 de setiembre de 1973 las tropas golpistas comenzaron a bombardear La Moneda, donde aún resistía Allende, se ha reproducido el célebre último discurso del líder socialista que Radio Magallanes transmitió en directo.

Un recuerdo que también se repetirá por la tarde, como cada año, en los alrededores del Estadio Nacional de Santiago, que durante la época de Pinochet fue el mayor campo de concentración y detención del país y que llegó a albergar unos 7.000 detenidos, según estimaciones de la Cruz Roja Internacional.

Durante el régimen militar, unas 3.200 personas murieron a manos de agentes del Estado, de los que 1.192 figuran aún como detenidos desaparecidos, mientras otros 40.000 fueron encarcelados y torturados por causas políticas.

Las velas recordarán durante la caída del sol sobre la capital chilena la memoria de las víctimas que allí estuvieron detenidas, fueron torturadas o se les hizo desaparecer, haciendo justicia a la frase que reina al frente de una de las gradas del estadio capitalino: «Un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro».