En Bilbo han optado por habilitar un gran dormitorio en La Casilla, en Donostia han seguido el mismo criterio con el frontón Atano. ¿Garantizar que las personas que viven en la calle puedan contar con un techo en tiempos de coronavirus y confinamiento exige crear nuevas estructuras o es más sostenible optar por dar otro uso a lo existente?

Las medidas restrictivas para paliar el coronavirus llevarán en breve al cierre de hoteles y otros establecimientos turísticos, ¿no sería más lógico aprovechar primero esas camas?

Dos modelos. Uno, el de crear estructuras temporales. Dos, el de emplear las existentes y, si es necesario, habilitar después recursos especiales.

Ese segundo camino es el que ha marcado hoy el ministro francés de Vivienda, Julien Denormandie, quien ha anunciado que se requisarán habitaciones de hotel para albergar a personas obligadas a vivir en la calle, cara a que puedan aplicarse también en su caso las medidas de confinamiento.

Denormandie ha hecho ese anuncio en una sesión de control al gobierno, en la Asamblea Nacional francesa.

«La situación es complicada porque albergar a estas personas exige poner en marcha dispositivos importantes, pero en lo inmediato el sistema que privilegia este Gobierno es requisar habitaciones de hotel, evidentemente individuales, para empezar a responder a este reto», ha explicado el responsable de la cartera de Vivienda en el Gobierno francés.

Ha dado un avance del plan. Antes del fin de semana 170 habitaciones de hoteles pasarán a prestar ese servicio en París.

Los primeros huéspedes empezaron a llegar a algunos hoteles de la capital francesa ya el pasado miércoles por la noche, ha detallado Denormandie, que ha emplazado a instituciones municipales y colectividades territoriales a implicarse en esa tarea de dar cobijo a personas en situación de extrema precariedad aprovechando la infraestructura hotelera.

Centros médicos

Otra cuestión a dilucidar es cómo ofrecer tratamiento médico adecuado a este colectivo de personas especialmente frágil. El ministro ha anunciado la creación de estructuras específicas para tratar a aquellas personas sin hogar que hayan contraído el coronavirus.

El Gobierno ha establecido un mapa con 80 posibles ubicaciones para esos centros y anuncia un presupuesto de 50 millones para tratar a estas personas.

Ello después de que organizaciones que trabajan día a día al lado de «personas sin domicilio fijo» (SDF, sigla en francés) hicieran sonar la alarma sobre su especial vulnerabilidad en periodo de pandemia.

El Gobierno estima que 250.000 ciudadanos viven en las calles de las ciudades francesas.

La fundación Abbé Pierre aporta otras cifras: según su informe correspondiente a 2018, al menos 860.000 personas no cuentan con un domicilio fijo en el Estado francés.

Ello porque, según esta asociación, auténtico azote de los poderes públicos, a las personas que viven en la calle hay que sumar todas aquellas que no tienen un alojamiento digno, y que vagan entre habitaciones compartidas, locales no habitables o viviendas en estado insalubre.