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Derry brinda un sentido adiós a John Hume, artesano de la paz en el norte de Irlanda

Un centenar de personas han asistido este miércoles al funeral de John Hume, premio Nobel de la Paz recientemente fallecido, en una ceremonia marcada por las restricciones sanitarias. Altos cargos de la política irlandesa han acudido al acto, como la ministra principal del norte de Irlanda, Arlene Foster o el primer ministro irlandés, Micheál Martin.

Micheál Martin, primer ministro de Irlanda, asistiendo al funeral por John Hume. (Paul FAITH/AFP)
Micheál Martin, primer ministro de Irlanda, asistiendo al funeral por John Hume. (Paul FAITH/AFP)

La ciudad irlandesa de Derry ha sido escenario este miércoles del funeral del premio Nobel de la Paz John Hume, una sentida ceremonia que se ha visto marcada por las restricciones impuestas a causa de la pandemia de coronavirus.

Entre tributos y mensajes del papa Francisco, el Dalai Lama o Bono, el cantante del grupo de música U2, los asistentes han entrado en la Catedral de San Eugenio, donde se ha realizado el acto.

A pesar de las peticiones realizadas por la familia, que ha prometido llevar a cabo un homenaje más adelante en cuanto las condiciones sanitarias lo permitan, decenas de personas se han han congregado en el exterior de la iglesia.

Hume, que falleció el lunes a la edad de 83 años, se encuentra entre los fundadores del Partido Socialdemócrata y Laborista (SDPL) y es considerado como uno de los políticos que más contribuyó a poner fin al conflicto armado en el norte de Irlanda.

Entre los asistentes se encuentran la ministra principal del norte de Irlanda, Arlene Foster, la viceministra principal norirlandesa, Michelle O'Neill, el primer ministro irlandés, Micheál Martin, y el presidente de Irlanda, Michael D. Higgins, entre otras figuras relevantes de la política.

Según la cadena BBC, cerca de un centenar de personas, principalmente familiares y amigos, han acudido al funeral, al que se estima que habría asistido una gran multitud si no fuera por la pandemia.

Hume, que murió en una residencia donde vivía por la demencia senil que sufría desde hace años, estuvo implicado en las negociaciones secretas que dieron lugar al Acuerdo Anglo-Irlandés de 1985, rechazado posteriormente por ambas partes, y en el Proceso Hume-Adams que favoreció el primer alto el fuego del Ejército Republicano Irlandés (IRA) en 1994 y despejó el camino hacia los Acuerdos de Viernes Santo de 1998.