Santiago Noriega

Giulia Valle y Eliane Elías, en el regreso a Mendizorrotza

Emocionante e intensa primera jornada, tras la testimonial apertura de la EIJO en la inauguración,  en la que el jazz no ha dejado de sonar en la ciudad a lo largo del día, con actuaciones en el Teatro Principal y la sesión doble en el polideportivo de la capital alavesa.

Giulia Valle Ensemble, durante su actuación en Mendizorrotza.
Giulia Valle Ensemble, durante su actuación en Mendizorrotza. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

Teatro principal

Yessaï Karapetian

El músico de origen armenio hacía su aparición sobre las tablas del Teatro Principal en la sesión de tarde, en formación de quinteto, para presentar su primer trabajo discográfico, Yessaï, editado a principios de este mismo año bajo el sello Kyuodo Records.

Siempre escoltado por su inseparable hermano Mark y arropado por el batería Théo Moutou, componentes ambos del habitual formato del trío, a los que se sumaban el joven y brillante saxofonista francés Pierre-Marie Lapprand  y el guitarrista Gabriel Gosse.

Los asistentes pudieron sentir la energía juvenil y la frescura que destilaba la música del joven pianista caucásico y su banda, así como la influencia que en su música hay del ritmo complejo de las danzas armenias, de donde surge la mayor parte de la inspiración de su música. Si bien en armenia encontramos danzas de ritmo vertiginoso, son populares las melodías de notas largas, evocadoras, que parecen detener el tiempo o estar sonando desde siempre u por siempre, y en la mezcla de estos don conceptos se basó toda la música a lo largo del concierto, sin apenas variación. Ritmos agitados y melodías largas.

Al margen de algunos momentos de brillantez, sobre todo a cargo del inspirado Pierre-Marie y de una pieza interpretada a trio donde el pianista abandonó su papel de acompañante para hacerse uno de los pocos solos que realizó a los largo del recital, aquello que en principió resultó enérgico y fresco fue perdiendo gas a base de la repetición de la fórmula. Cuando el público está preparado para que algo suceda, la psicología escénica sugiere hacerle esperar, porque si no la atención se va hacia otro lugar cuando ya no hay sorpresa.

Aun así, lograron mantenerse a base de subir el nivel sonoro, los decibelios y encarando la recta final del concierto con exceso de adrenalina que en los músicos suele equilibrarse con el paso del tiempo.

Eso sí, el Teatro Principal resulta ser un lugar mas que apropiado para disfrutar de un buen concierto de jazz, siempre con un sonido impecable y unas dimensiones razonables.

Mendizorrotza

Giulia Valle ensemble

Un concierto lleno de magia, que pasó del orden al caos, y del caos al orden y de nuevo al caos, siempre sorprendente, de tormentosa inspiración mediterránea en sus melodías a las que la compositora italiana pero catalana de adopción, fue capaz de desarrollar hasta lugares prácticamente imposibles. Con una actitud claramente punk, a veces con una dulzura áspera, se daban la mano el free jazz de Ornette Coleman y un sinfín de influencias, digamos poco ortodoxas, que la genial intérprete a ido atesorando a lo largo de su dilatada experiencia en la escena de jazz barcelonesa.

Comenzó el concierto agradeciendo su presencia en el festival tras reconocer haber estado fuera de los escenarios por un tiempo, presentando el proyecto y a los músicos que la acompañaban. Por cierto, una ausencia temporal de las tablas que nadie hubiera dado por cierta tras asistir a la descarga de genialidad a la que el público asistente en el polideportivo tuvo la fortuna de disfrutar y que agradeció generosamente a lo largo de toda la actuación. Así mismo quiso dedicar toda la actuación al que fuera director del festival y ayer fallecido, Iñaki Añua, Noche de nostalgia, reencuentros y despedidas.

Giulia nos presentó su disco Eden Club, grabado justo antes de aquella pandemia que detuvo la actividad musical durante casi dos años, y que reconoció no haber ni tan siquiera editado en formato físico. Acompañada por el batería Adrià Claramut y el pianista Roger Mas, y por Ricado Pittau a lo trompeta, Vicent Pérez al tombón, Martí Serra al saxo tenor y Francisco Ramos al saxo alto, dieron cuenta de un variado repertorio, donde no se sabía donde terminaba lo pactado y donde se jugaba sin reglas, allí donde el arreglo se difuminaba para convertirse en un desarreglo y volver de nuevo para terminar en un falso final, de manera que el público no pudo apenas respirar a lo largo de toda la actuación. Así, sin aliento, expectante, se puso en pie Mendizorroza para ovacionar la actuación de Giulia Valle y su ensemble.

Un concierto memorable que el festival añade a su larga lista de noches  musicales en su casa de siempre.

Eliane Elias

Y como en su casa se sintió la pianista brasileña, que comenzaba su recital comentando que en Brasil hace mucho calor, pero que en Vitoria aun más. Suerte que no hay festivales de jazz en enero. Eso sí, la escena de todo el pabellón abanicándose con unos cartoncillos entregados por la organización era cuando menos singular.

Acompañada por el veterano y genial contrabajista Mark Johnson y el joven baterista Tiago Michelin, Elian ofreció un concierto fresco, con marcado sabor brasileño, sin estridencias ni excentricidades, basado sobre todo en temas de su Brasil natal. Pero no por falto de riesgos estéticos el concierto fue menos interesante. La autenticidad en su interpretación de un estilo que no necesita impostar, que sabe suyo, cautivó e hizo las delicias de un público que agradeció terminar la jornada con algo de música más amable tras una jornada cargada de emociones.

Si el contrabajista Mark Johnson ejerció de mediador entre el mundo de la música brasileña y el jazz, el joven baterista Tiago Michelin demostró él solo sonar como toda una batucada. Y de bossa en samba pasó el concierto con la inclusión de una versión instrumental del tema Corazón Partido, de Alejandro Sanz, y terminando con una descarga digna del carnaval, tal vez debido al calor que nos ha acompañado en la ciudad en esta primera jornada en la que el festival se encuentra ya en pleno rendimiento.