Iñaki Zaratiegi
CRóNICA MUSICAL

Un viejo punk en el reino del jazz

La cita jazzera cruzó ayer su ecuador con la esperada descarga del incombustible Iggy Pop, la sexta visita del particular saxofonista Steve Coleman, el desenfado de Louis Cole y la abarrotada juerga playera con This Is The Kit y Vintage Trouble.

Steve Coleman, en su actuación en la plaza de la Trinidad.
Steve Coleman, en su actuación en la plaza de la Trinidad. (Jon URBE | FOKU)

El prometedor pianista de Lille y de origen bereber Sofiane Pamart fue el más madrugador del sábado en su desnuda, desenchufada y dispersa actuación del Museo San Telmo, presentando su tercer disco “Letter”. Los también pianistas Moisés P. Sánchez (en solitarioi) y Daahoud Salim (en quinteto) ofrecieron la notable sesión del programa Jazzeñe en el teatro Victoria Eugenia. Swingtronics subieron la fiesta Txikijazz hasta el centro Garbera.

El trío de la pianista Lucia Fumero actuó a media tarde en la sala club del Victoria Eugenia. En las terrazas exteriores del Kursaal se disfrutó de Musika Eskola Big Band, Bruce Barth Trio con Terell Stafford, Caligrama y Trío Zemí y The Excitements agitaron por la tarde el centro comercial Garbera.

La fiesta en la playa la animaron primero en clave de indie-folk This Is The Kit, grupo británico asentado en París que encabeza el cantante Kate Stables y que presentaba su novedad discográfica “Off Off On”. En la segunda mitad del encuentro juvenil y con llenazo en la arena y aledaños, se presentó el sólido cuarteto californiano de muy serio soul-rock Vintage Trouble, del cantante Ty Taylor, que ya estuvo en la 49 edición del festival.

La iguana aguanta
Dice la organización que fue el propio James Newell Osterberg, Jr., alias Iggy Pop, quien pidió actuar en el Kursaal mayor, algo que pudo hacer torcer el gesto a alguna vieja guardia rockera que prefiere seguir sus shows de pie y vaso en mano. Era en todo caso una ocasión muy especial de ver quizás por última vez a la estrella rock, para quien pudiera permitirse el récord histórico del Jazzaldia de una entrada a 80 euros. El mito de Michigan, sigue cotizando alto a sus 75 años.

Tuvo de respaldo un amplio y correoso combo: Sarah Lipstate y Gregoire Fauque a las guitarras, Florian Pellissier en los teclados, Sylvian Ruby al bajo, el batería Thibaur Brandalise y la sección de viento Leron Thomas (trompeta), y Corey King (trombón).

Para sorpresa, y hasta enojo hecho patente por una parte de la asistencia que abarrotó el cubo mayor, se pasó primero un largo teaser publicitario del documental “Stooge”, que firmó en 2017 Madeleine Farley. En el colmo del anticlímax preconcierto se concedió además un cuarto de hora de descanso previo.

Pero el jarro de agua fría lo secó el jefe de fila cuando irrumpió furioso con ‘Loves Missing’. Incombustible, arrasador, Iggy fue tirando de viejos títulos del tiempo de sus influyentes The Stooges (‘TV Eye’, ‘Death Trip’, ‘Gimme Danger’, ‘I’m Sick of You’ o la masivamente celebrada ‘I Wanna Be Your Dog’). La entregada audiencia consiguió no romper en exceso el orden de la sala y su ídolo confraternizó con las primeras filas, pero esta vez no invitó a invadir el escenario. ‘Lust For Life’ y ‘The Passenger’, canciones faro del punk-rock, elevaron el entusiasmo antes de que la estrella fallara en uno de sus espasmódicos movimientos y cayera de bruces.

El grupo siguió tocando, todo quedó en susto y el maestro enfiló la recta final que tuvo como rúbrica el ambiente crooner de ‘Page’ y las abrasadoras stooges ‘Fun House’ y ‘Search and Destroy’. Apoteósico, el llamado padrino del género punk cantó pleno de voz, supo dar un elegante toque a su repertorio con la sección de viento, mostro orgulloso desde el tercer tema su castigada tableta y tripa de abuelo y superó una y otra vez su ya muy renqueante cojera para contonearse incansable. La iguana sigue retorciéndose. Aunque cuidado con los trompazos a esa edad.

Viaje astral
La doble sesión de la plaza Trinidad recuperó al bien conocido saxofonista Steve Coleman, que no pudo venir al Antzoki Zaharra por la pandemia y firmó ayer su sexta entrega en el festival. Sigue dando vueltas a sus tesis jazzeras sobre los movimientos del universo con su fiel apoyo Five Elements: el MC Kokayi, Jonathan Finlayson a la trompeta, el bajista Anthony Tidd y Sean Rickman en la batería. Una formación originalmente independiente que volvió a dejar su marca de la casa con un sonido sin concesiones ni barreras.

El jefe de fila, integrado escénicamente con el grupo, empuja de manera casi espontánea e improvisada, buscando el límite, en un particular viaje astral. Le secunda la trompeta en continuos solos y dúos de ambos, en brillantes fanfarres como la melancólica ‘Little Girl I’ll Mis You’. Con la intervención por capítulos del convincente cantante y rapero Kokayi, que recibió los aplausos mayores de la tarde en trances como ‘Unit Fractions’ o ‘Rumble Young Man, Rumble’.

El inquieto y serio creador saxofonista de Chicago consiguió de nuevo conectarse y comunicarse con sus colegas en una escapada que han realizado ya docenas de veces durante años, pero que parece explorar nuevas salidas en cada recital. La descarga de Coleman y compañeros de aventura, en clave de mezcla instrumental y cantada con macizos fondos de rítmica negra, volvió a flotar sobre la historia más atrevida del programa del Jazzaldia.

Desenfado freeky
Tras la lúcida sesión de jazz atrevido llegó a Alde Zaharra la fiesta finsemanera con el supuestamente exuberante creador californiano Louis Cole. Un todoterreno capaz de ser compositor, productor y multiinstrumentista que toca batería o teclas y canta o recita. Con Chris Fishman a los teclados, Nate Wood combinando bajo y batería y la invitada cantante Genevieve Artadi, con quien Cole compartió el grupo Knower, más una segunda corista.

Con una estética de broma, en especial las dos coristas, un incesante cambio de instrumentos y un continuo devenir escénico, la fiesta se mostró pobre de ideas y demasiado chirriante como show. Louis parece un convincente batería o teclista, pero sus aéreas maneras vocales por alto aburren. El extraño cocktail sonoro, con tramos txunda txunda de tecno garrafón, hizo que una buen aparte de la asistencia fuera desertando.

Quienes aguantaron parecieron pasárselo en grande con aquel «Rockola, pero con mejores sintetizadores» como definió un veterano el espectáculo. Desde ‘Park Your Car on My Face’ a ‘Dreams Are Killing Me’, pasando por ‘Let Me Snack on You’, el guateque evidenció una falta de concepto, categoría y ni siquiera originalidad. ¿Qué pintaban en la Trinidad y además tras la hondura de Coleman y grupo? Pegaban más en la playa. Deberían haber sido intercambiados de escenario por el maestro Astatke.

Domingo pleno
La jornada de hoy arranca en los mediodías de San Telmo con el pianista Benny Green y su programa ‘The Connection’, con obra de Duke Ellington, Billy Strayhorn y Thelonious Monk. También al mediodía el Victoria Eugenia programa a la saxofonista Berta Moreno y su Afro-Jazz Soul Project, más el grupo del pianista Ernán López- Nussa con la propuesta ‘Havana in the Grand Manner’.También al mediodía el Txikijazz de Garbera ofrce a la pianista Lucia Fumero y Chillida Leku a Travellin’ Brothers.

Por la tarde actuará en el Kursaal el reconocido creador francés Yann Tiersen. En las terrazas estarán Gregario Deluxe, el grupo del guitarra Mikel Moreno, Aldapeko Basque Latin Jazz y el cuarteto Kyxo. La cantante Sara Mansilla subirá al centro Garbera. En la gran fiesta de la plaza Trinidad recibirá el premio Jazzaldia la veterana pianista y cantante Amina Claudine Myers, que intervendrá con su proyecto Generations 4. En la segunda parte actuará Ben Lamar Gay (corneta, sintetizadores, voz), en formación de cuarteto. En la playa estará otro cuarteto, pero de pop: las irlandesas Pillow Queens. Y cerrarán noche los rockeros León Benavente. Se puede también despedir la víspera de Santiago en el espacio Nauticool del puerto con el dúo franco-británico J-Silk.