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Las decisiones tomadas en grupo por borrachos son igual de precisas que las tomadas por sobrios

Un estudio de psicólogos de la Universidad de Kent, la Universidad de Sussex y la London South Bank University revela que el efecto conocido como «sabiduría de grupo» funciona de la misma manera en un grupo de borrachos que en un grupo de personas que no han ingerido alcohol.

En grupo, los borrachos toman decisiones igual que los que no están bebidos.
En grupo, los borrachos toman decisiones igual que los que no están bebidos. (Getty Images)

La «sabiduría de grupo» –en inglés, «wisdom of crowds»– es la idea de que los grupos grandes son más inteligentes de manera colectiva que un solo individuo en lo que se refiere a la solución de problemas o la toma de decisiones.

Este experimento que llevaron a cabo Daniel Frings, Tim Hopthrow, Dominic Abrams, Lorne G. Hubert y Roberto Gutierrez en 2008 tuvo como objeto investigar de qué manera el procesar las ideas en grupo altera el efecto que tiene el alcohol en actividades que requieran atención, como escuchar una grabación y contar cuántas veces se repite una palabra.

Así, de 286 estudiantes de universidad que participaron en el experimento, 66 lo hicieron de manera individual y el resto en grupos de cuatro personas del mismo sexo. Después de tomar un caramelo de menta para no distinguir el sabor, algunos de ellos tomaron una bebida alcohólica y otros una con efecto placebo.

A continuación, mientras veían actuaciones de comedia en una televisión, tuvieron que realizar una serie de ejercicios que requerían de su atención y concentración. Tal y como los investigadores ya preveían, los que estaban bebidos cometieron más errores y los que participaron en grupo cometieron menos que los que participaron individualmente.

A los miembros de los grupos se les pidió que debatieran sus decisiones propias y llegasen a una conclusión entre los cuatro. Después de comparar tanto las de los grupos como las individuales, los expertos determinaron que las decisiones en grupo eran igual de precisas entre los que habían tomado alcohol y entre los que no.

En el artículo, sin embargo, los investigadores admiten que el efecto «podría ser diferente en personas que se emborrachan en exceso», que «los grupos que normalmente beben juntos hablan de temas de carácter más socioemocional» que los del experimento y que se trataba de personas que no se conocían entre sí.