ARTURO F. RODRIGUEZ
PANORAMIKA

Biennale

La noticia de esta semana, de este mes, de este año, en el ámbito del arte es sin duda la inauguración de la 56ª Exposición Internacional de Arte, la Biennale di Venezia, que lleva por título: “All the World’s Futures” (Todos los futuros del mundo). El máximo responsable en esta edición, Okwui Enwezor (1963), nacido en Nigeria pero de nacionalidad estadounidense, se pregunta: «¿Cómo puede el desasosiego de nuestra época ser captado, hecho comprensible, examinado y articulado? En el transcurso de los últimos dos siglos los cambios radicales han hecho surgir nuevas y fascinantes ideas tratadas por artistas, cineastas, actores, compositores, músicos como temas de sus obras. En reconocimiento de ello, la Bienal de Venecia propone un proyecto dedicado a una nueva evaluación de las relaciones del arte y los artistas con el actual estado de las cosas».

Una cita cultural de tal magnitud se enfrenta siempre a grandes contradicciones: la de alzarse como una voz crítica en medio del ensordecedor espectáculo que provoca su celebración, o la de enunciar un lema tan abierto (e impreciso) que permita justificar un catálogo casi inabarcable de artistas, obras, propuestas y eventos.

La representación vasca en la Bienal de Venecia, que se celebrará entre el 9 de mayo y el 22 de noviembre, la ejerce Pepo Salazar (Gasteiz, 1972), que forma parte del grupo de artistas seleccionados por Martí Manem para el Pabellón del Estado español junto al barcelonés Francesc Ruiz (1971) y el colectivo conformado por Helena Cabello (París, 1963) y Ana Carceller (Madrid, 1964).

La misma tensión que encontraba el comisario de la Bienal, aquella que lleva al artista a preguntarse por el pulso de su época, es la que propone Kepa Garraza en su exposición para BilbaoArte, “This is the end of the world as you know it” (hasta el 29 de mayo), un relato compuesto por diferentes escenas que recrean un futuro distópico, esto es, una utopía negativa, quizás una utopía negada o arrebatada. Resulta estimulante que desde la práctica pictórica se asuma una reflexión sobre la crisis económica y sus consecuencias sociales, sobre la perplejidad ante la negación del futuro y la gestión política de esa negación, así como de su relato. A través de la pintura, Garraza interpela directamente al papel que juega la crónica periodística de este panorama global y a la ficción que provoca, de modo que su propuesta se retuerce: la imagen pasa de ser mera representación a ser objeto, un objeto que condensa a la vez la idea de poder y de violencia.

El eco del Día del Libro todavía puede sentirse en la Galería Arteko de Donostia. Libros de artista y cuadernos de escritores, la voz de los artistas plásticos se hace palabra y la voz de los escritores cobra forma mediante el trazo, el dibujo y el color.

El ejercicio más íntimo del proceso creativo, aquel que se muestra en estado embrionario o el que resulta productivo en cuanto error; incluso aquel que creía haber encontrado un buen escondite, se muestran ahora en estos cuadernos, todos diferentes y todos únicos. Desde los peculiares libros de Detritus, al dedicado a Grace Kelly, de Dora Salazar; el homenaje a Mallarmé de Baroja Collet, el cuaderno de viajes de José Belmonte Rocandio, los story boards de la realizadora Isabel Herguera o los bellísimos apuntes para murales del japonés Nori Ushijima. Hasta el 23 de Junio.