MIKEL INSAUSTI
CINE

«United Passions»

A alguien le puede interesar una película sobre la historia de la FIFA? Tal vez a algún forofo de los que no salen de su casa ni para asistir a un partido de fútbol, porque los ven en el salón sentados ante el televisor. Así se comprende que nadie haya acudido a los cines de los escasos países donde se ha proyectado hasta la fecha, y hasta en el mercado francófono se han echado atrás, editándola directamente en DVD. Poco o nada importan las pérdidas, porque “United Passions” es un publirreportajes de 30 millones de euros pagados por la FIFA para lavar su imagen, después de que los casos de sobornos y comisiones ilegales hayan sido destapados públicamente, aunque las sospechas de corrupción sobre tan corrupta corporación vienen ya de lejos.

Como no ha quedado tocado ningún bolsillo particular, el daño recae sobre el prestigio de los profesionales que han formado parte del equipo técnico y artístico. Salvo Gérard Depardieu, actor que antepone su solvencia económica a la moral y presume de ser amigo de Putin, el resto han reconocido sentirse avergonzados y se arrepienten de haber tomado en sus respectivas carreras una decisión tan desacertada. Pero, en mi opinión, si hay un damnificado en toda esta farsa es el Festival de Cannes, cuya independencia queda en entredicho. La película fue presentada en la Croisette con todos los fastos, y Depardieu no paró de hacerse fotos abrazado al luego dimitido presidente de la FIFA, Joseph Blatter.

En medio del bochorno general, Tim Roth ha sido quien se ha mostrado más duro consigo mismo, dejándose de excusas o rodeos, para entonar el mea culpa. Reconoció estar atravesando por una mala situación financiera, lo que le llevó a aceptar un contrato que le iba a sacar de apuros. Pero por muy inoportuna que sea su interpretación en la pantalla de Joseph Blatter, el gran actor logra una caracterización extraordinaria de un personaje que por más que quiera aparecer como un prohombre, no deja de resultar en el fondo uno de los seres más odiosos del planeta.

Por su parte, el director Frédéric Auburtin se defiende diciendo que su intención era hacer una crítica a la gran corporación futbolística, siguiendo las investigaciones periodísticas sobre los casos de fraude que se han dado en su seno, pero que al hacerse la FIFA con la casi totalidad de la financiación, perdió totalmente del control de la película. Lo que queda es un largometraje promocional que presenta a la tan denostada organización como poco menos que una ONG mundial del deporte. Por eso, en todo momento se intenta convencer al público de que han contribuido a la paz entre los pueblos y al fin de la discriminación racial.

El despropósito empieza por el casting, donde los actores encarnan a personajes reales de otras nacionalidades distintas a la suya. El australiano Sam Neill tiene que hacer del brasileño Joe Havelange, el inglés Tim Roth del suizo Joseph Blatter, el español Antonio de la Torre del uruguayo Enrique Buero o el estadounidense Fisher Stevens del holandés Carl Hirschman. Será para representar que el fútbol es un idioma universal que está por encima de las fronteras y de las barreras culturales, gracias a que la FIFA lo internacionalizó a partir de su fundación en 1904, cuando dejó de ser un juego exclusivo de los ingleses.

“United Passions” resume en menos de dos horas más de un siglo de reinado FIFA, loando a sus fundadores y sucesivos presidentes, y presentando como verdaderos logros su expansión comercial, a partir del primer contrato con la firma de ropa deportiva Adidas, hasta llegar a la era de los videojuegos oficiales. Se dedica especial atención a la celebración de los Mundiales de fútbol, desde la primera designación de una sede en 1930, honor que recayó en Uruguay.

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