ARTURO F. RODRIGUEZ
PANORAMIKA

Por venir

Imaginar lo que ha de venir es (también) una función del arte y en ocasiones, su razón de ser. Quizá por ello, la vanguardia y su anhelo por transformar la sociedad siempre colapsan ante un presente continuo y obstinado que impide acceder a la posibilidad de futuro.

“Lo que ha de venir ya ha llegado” es la muestra que presenta el Koldo Mitxelena Kulturunea de Donostia. Su equipo de comisarios –Mariano Navarro, Alicia Murría y Juan Antonio Álvarez Reyes– toma el formato archivístico para abordar una muestra de carácter político que revisa, a través de diferentes casos de estudio, las formas de revelarse ante un futuro impuesto o ante la imposibilidad de la utopía y que plantea la necesidad de nuevas herramientas de insumisión.

Autores y autoras ineludibles y un puñado de buenas piezas hacen de esta muestra un atinado intento por devolver al arte una voz acallada desde hace tiempo por el ensordecedor ruido mediático. El documental “Tres instantes” de Cecilia Barriga, un repaso de las revueltas callejeras lleno de sensibilidad, los materiales del «archivo 15M», las propuestas de Mathias Poledna o Peter Coffin, entre otros proyectos, nos hablan de las contradicciones del mundo y de la creación de mundos paralelos. Asimismo, la muestra aborda la arquitectura como un espacio de re-politización a través del trabajo de Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassai, que se basa en la fórmula de «añadir, transformar y reutilizar» frente a la fiebre «demoledora-constructora», que ha estado en el centro del despilfarro económico. La propuesta audiovisual de Hito Steyerl es otro de los principales atractivos de la exposición; un video basado en las nuevas formas de control social y en las nuevas formas de divergencia.

Montehermoso Kulturunea de Gasteiz presenta la exposición “Rastros” (hasta el 6 de setiembre), comisariada por Haizea Barcenilla. La nómina de artistas, así como la idea de rastro, son aquí una marca de futuro. Todo un avance de lo que las nuevas generaciones de artistas nos pueden mostrar, de su capacidad para abrir nuevas posibilidades creativas a partir de temas, posiciones o actitudes que proyectan la huella como un horizonte por re-descubrir, un horizonte en el que afianzarse como artistas.

Aranzazu Temprano hace efectiva la idea de proceso en el trabajo con la cerámica. “Revelaɹ”, de Maite Pinto, parte del álbum familiar para articular nuevas narrativas. Nerea de Diego ha recopilado objetos e imágenes en un ejercicio acumulador, entre lo fetichista y lo ritual.

El trabajo de Karla Tobar se centra en la obsolescencia programada para ofrecernos un concierto maquinal de intención «retro-futurista». Asensio Martínez aborda la ansiedad inscrita en el concepto de «arte total», a sabiendas de que cualquier solución no puede ser sino un ensayo. Por su parte, Miriam Isasi deja claro que no existe el delito en los procesos naturales. La cosecha de miel de opio que lleva a cabo su panal de abejas es un objeto de arte, no un producto pensado para su consumo, puesto que no ha pasado ningún control alimenticio, ni posee registro sanitario. Con el trabajo de Isasi, la frontera entre la legalidad y la ilegalidad se traslada al territorio de las artes visuales para crear un cortocircuito de alta (y dulce) intensidad estética.