MIKEL INSAUSTI
CINE

«Green Room»

Ahora mismo, Jeremy Saulnier es uno de los jóvenes cineastas independientes más prometedores dentro y fuera de EEUU. Desde que fuera descubierto en el Festival de Cannes dentro de la Quincena de Realizadores, su obra está siendo seguida con atención y aunque se mueve en el cine de género, no cabe duda de que es un autor muy personal, con un estilo sorprendente y llamativo. También los distribuidores influyentes ya se fijan en él y no sería de extrañar que su tercer largometraje “Green Room”, después de pasar por el Festival de Sitges, llegue a las salas comerciales y se convierta en una de esas películas independientes que acaban siendo rentables en el mercado internacional.

Como muchos otros cineastas de su generación, Jeremy Saulnier se siente influido desde el principio por el cine de los años 70 y en especial por el maestro John Carpenter. Su ópera prima “Murder Party” (2007) apuntaba claramente en esa dirección, pero, de repente, quiso ofrecer un cambio genérico con su premiado segundo largometraje “Blue Ruin” (2013) y se pasó al cine negro, en una muestra muy extraña y diferente a todo lo visto, que se llevó en Cannes el premio Fipresci de la crítica internacional, en Gijón el de Mejor Director y en Marrakech, el Especial del Jurado. En este thriller de venganzas familiares y lucha entre clanes rivales, destaca el protagonismo de Macon Blair, su amigo y actor fetiche, en el papel de vagabundo que se impone una misión llevada a cabo de manera más instintiva que otra cosa. Todo ello contando con un arrebatador y muy sugerente distanciamiento.

Pero en “Green Room” vuelve a acercarse otra vez al cine de terror, utilizando su habitual sentido de la violencia de un modo más deliberadamente exagerado. Y sus influencias son de nuevo las primigenias, porque la película se inspira en “Asalto a la comisaría del distrito 13” (1976), de John Carpenter, en “The Warriors” (1979), de Walter Hill, o “Perros de paja” (1971), de Sam Peckinpah. Si en su anterior película se jugó el dinero que tenía y el que no tenía, ahora ya ha contado con producción y ha podido reunir un reparto más profesional, aunque sigue fiel a Macon Blair, que aparece en un papel secundario. El reparto estelar lo encabeza el gran actor inglés Patrick Stewart, junto a Imogen Poots, Antony Yelchin, Alia Shawkat, Joe Cole, Mark Webber y el mencionado Macon Blair.

“Green Room” comienza en la línea de los documentales musicales hoy en día tan en boga, siguiendo las vicisitudes de un grupo punk que pierde dinero por culpa de una gira ruinosa y conciertos mal pagados. En su desesperación, aceptan esa actuación que nunca deberían haber aceptado, cuando un amigo les propone tocar para un público compuesto en su mayoría por neonazis. El concierto se desarrolla con la lógica tensión, pero al final parece haber salido adelante sin graves consecuencias, hasta que se topan con un cadáver en el camerino, donde quedan atrapados a merced de aquellos que no están dispuestos a dejarles escapar con vida, menos aún habiendo sido testigos del hecho sangriento.

Las dos chicas y los tres chicos del grupo punk se encuentran perdidos y acosados en medio de la nada por sus cruentos enemigos ideológicos, que físicamente son mucho más fuertes y están provistos de perros de presa. La enorme desventaja se traduce en una lucha por la supervivencia extrema, donde la inteligencia y otras habilidades desafían a la fuerza bruta y el salvajismo. Llegados a ese punto, a Saulnier no le importa recurrir a la estética de serie B y sobre todo a un humor muy gore, con efectos salpicados de sangre que no dejan indiferente al público, tal y como se pudo comprobar con las reacciones de espanto de algunos de los asistentes a la Quincena de Realizadores.

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