Cuando llegaron los primeros colonos británicos en 1788, en la zona oriental de Australia se calcula que había unos 10 millones de koalas. No son fáciles de contabilizar, pero el Comité Científico de Especies Amenazadas cifraba en solo 188.000 el número de este tipo de marsupiales vivos en el año 2010. Han desaparecido en Queensland y en la mayor parte del país se consideran una especie «vulnerable». En el hospital de koalas de Port Macquarie, el único de Australia, ven cómo cada vez les llegan menos ejemplares y de mayor edad, atropellados por los coches, atacados por perros vagabundos o afectados por clamidia, una plaga antigua –transportada por el ganado de los primeros colonos– que se ha reactivado ahora debido a que, ante el avance humano, los koalas se ven obligados a vivir más cerca unos de otros. El ser humano les ha quitado su paraíso.