Ecológico vs. sostenible
Según un estudio encargado por Unilever este mismo verano, el 64% de la ciudadanía del Estado español confunde los términos ecológico, biológico y sostenible. Es más, dos de cada diez personas cree que es exactamente lo mismo. Y es que puede ser normal confundirlos. De esto se trata, de que creamos que es lo mismo y compremos un producto pensando que es una cosa que en realidad no es.
El término «ecológico» proviene del campo de la biología, de tal manera que se trata de reproducir las cosas –la producción vegetal, animal e incluso la energética– del mismo modo que se haría en ausencia de tecnología, sin utilizar ningún producto químico de síntesis como pesticidas, herbicidas químicos o fertilizantes artificiales con el objeto de respetar las leyes de la naturaleza e imponerlas como primer criterio para la producción. Sin embargo, la certificación ecológica en ningún caso prohíbe el uso de pesticidas, sino que solo autoriza aquellos pesticidas de origen natural –como el cobre o el spinosad, o los antibióticos en ganadería– y respecto a los límites máximos autorizados, éstos se regulan igual que los convencionales.
Sin embargo, el término «sostenible» es más amplio, puesto que relaciona dos factores importantes: por un lado, el respeto al medio ambiente y por otro, el económico. Es decir, la sostenibilidad entiende el respeto al medio ambiente, pero tiene como criterio paralelo el bienestar del las personas. Se plantea que el desarrollo solo será sostenible si permite satisfacer las necesidades actuales sin impedir que las generaciones futuras puedan satisfacer las suyas. Esta sostenibilidad debe darse en tres ámbitos: el ambiental, el económico y el social. Por lo tanto, tiene que existir un equilibrio entre estos ámbitos, pues no sería sostenible un alimento con garantía «eco» pero que viene de otro país o ciudad ya que el gasto y la contaminación ambiental hacen que no sea sostenible.
De modo que si quieres consumir productos ecológicos, es importante tener en cuenta de que no es ni más ni menos seguro o sano que uno convencional. Ecológico hace referencia al método de producción, no al producto. La misma lechuga se puede cultivar como ecológica o como convencional, por lo que la diferencia en contenido nutricional será mínima, como indican todos los estudios científicos independientes hasta la fecha.
Si deseas hacer un consumo responsable basado en una alimentación sostenible, sea o no, ecológica, estas son las claves:
1. Ingiere menos carne, ya que las comidas vegetarianas implican por lo general un menor impacto ambiental. En comparación con la agricultura, la ganadería produce mayor cantidad de gases de efecto invernadero, incluso más dañinos que el C02, como puede ser el óxido nitroso, con un impacto 296 veces mayor que el CO2, y el metano, con un potencial de calentamiento 23 veces mayor.
2. Consume alimentos de origen local, producidos en nuestro entorno geográfico más cercano.
3. Compra más alimentos locales y de temporada.
4. Pide ingredientes que requieran un menor uso de agua para su cultivo.
5. Come en bares y restaurantes donde los ingredientes con toda probabilidad sean frescos, no procesados y vengan de no muy lejos.
6. Toma agua corriente en los restaurantes y bares, y alternativamente pide un agua mineral de procedencia cercana.