TERESA MOLERES
SORBURUA

Glicinias o wisterias

Una casa solariega de mi pueblo lucía una glicinia que recorría el balcón principal. Era enorme, en verano la fachada se cubría de racimos de flores color lila pálido que tapaban las ventanas y en invierno quedaban los troncos gruesos, retorcidos y desnudos que parecían sujetar el balcón apretándolo como una boa constrictor. Me gustaba observar los cambios de las estaciones en la glicinia.

En las preciosas ciudades alemanas de la Selva Negra, reconstruidas después de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, las glicinias trepan en verano por las casas y cruzan las calles estrechas formando un dosel de brillantes colores azules y rosáceos para admiración de los visitantes. En un dibujo japonés del año 1680 aparece un jardín con una pérgola en zigzag cubierta de glicinias colgantes, y a sus pies unas mujeres en barca pasean por el lago.

La glicinia o wisteria es un arbusto trepador muy resistente con hojas pinnadas y racimos colgantes de flores como mariposas de hasta 25 centímetros. Tiene dos variedades principales. Una es la Wisteria sinensis, la especie procedente de China que puede alcanzar hasta nueve metros en un soporte adecuado y produce flores aromáticas de color malva azulado, blanco o púrpuras. La otras es la Wisteria floribunda o glicinia del Japón, de color lila. En las dos clases sus semillas son tóxicas. Las glicinias aprecian cualquier suelo bien drenado y para alcanzar mayor floración deben situarse a pleno sol. Admiten dos podas fuertes para mantener bajo control la exuberancia del follaje y favorecer la formación de yemas florales.

Cuando esta planta no dispone de fachada, tapia o árbol por donde trepar, podemos optar por formar un árbol de talla pequeña. En algunos viveros se pueden comprar ya crecidos como arbolitos. En este caso la glicinia necesita una sujeción muy fuerte para que resista los vientos del oeste que le pueden desestabilizar. Para mantener una glicinia en proporciones razonables y que florezca dos veces al año, se impone el corte. Se puede conservar la corona reducida cortando los brotes que sobresalgan en la parte superior, la planta compensará esta pérdida emitiendo chupones en la base que habrá que eliminar cortándolos dos o tres veces durante el verano.