DAVID BROOKS
IRITZIA

Al rescate

Hace unas semanas, dos asesores de la Casa Blanca renunciaron a sus cargos al ser acusados de abuso físico y verbal por sus ex esposas y novias. Trump los defendió después de insistir en que eran imputaciones que no han sido comprobadas y que no se deben destruir las carreras y las vidas de las personas a base de acusaciones, olvidando, aparentemente, las innumerables ocasiones en las que él ha hecho lo mismo. Pero Trump tal vez no se da cuenta de que se enfrenta al creciente movimiento #MeToo, que ha derrocado a decenas de hombres poderosos en todos los ámbitos del país y que sigue amenazando al comandante en jefe. Con estas actitudes, el presidente alimenta al movimiento de mujeres, que fue el primero en plantarle cara. Una muestra de esto es que un número sin precedente de mujeres ahora está explorando la posibilidad de participar en las campañas electorales.

Varios jugadores de Águilas de Filadelfia, los campeones de la liga de fútbol americano, no solo han adelantado que no aceptarán la tradicional invitación a la Casa Blanca, sino que están participando dentro y fuera de las canchas en actividades tendentes a impulsar la oposición a las políticas de intolerancia y racismo promovidas por el Gobierno. En otro ámbito, cientos de activistas dreamers (jóvenes indocumentados que ingresaron en EEUU cuando eran menores de edad) no solo han criticado a los legisladores por no lograr un acuerdo que los proteja de la deportación, sino que han advertido que intensificarán su oposición contra los políticos que los han “traicionado”. Karina Ruiz, de la coalición Dream de Arizona, advierte: «Haremos que estos legisladores rindan cuentas y seguiremos ocupando sus oficinas». Kica Matos, otra activista, declara: «Estamos furiosos y nuestro movimiento se asegurará de que ellos (los legisladores) sientan nuestro dolor». Greisa Martinez, de United We Dream, concluye: «No tenemos la opción de rendirnos».

Por otro lado, dos periodistas que fueron clave en el escándalo que logró tumbar a un presidente en este país, Bob Woodward y Carl Bernstein, han escrito recientemente: «Aquí estamos de nuevo. Un presidente poderoso está atacando a un investigador independiente desde dentro del Departamento de Justicia». Explican que Trump repetidamente plantea despedir al fiscal independiente Robert Mueller y que la investigación contra él es «una cacería de brujas. Nosotros cubrimos una situación siniestramente parecida a esta para el ‘Washington Post’ hace 45 años», a la vez que recuerdan que, cuando Richard Nixon ordenó el despido del fiscal independiente, «las consecuencias fueron terribles». Concluyen que «la historia Trump-Mueller aún está por escribirse».

Pero ese episodio del Watergate, junto con el capítulo anterior, que ha sido retratado por Spielberg en “Los papeles del Pentágono”, demuestran la necesidad de que existan periodistas que se atrevan a enfrentarse al poder en nombre del público, así como que haya personas que trabajan en estamentos oficiales que filtren estos escándalos, preocupadas por el daño que políticos, incluyendo presidentes, pueden hacer a las instituciones democráticas. Personas que decidan que la única opción moral, al conocer la existencia de estos delitos y hasta crímenes de lesa humanidad, es dar a conocer la verdad, como es el caso de Daniel Ellsberg, quien filtró los llamados “Papeles del Pentágono”.

“Pantera Negra”, película que ha generado gran expectación al ser elogiada casi de forma unánime por la crítica, es la historia del superhéroe negro creado por Stan Lee para los cómics Marvel en 1966 y la de su país Wakanda –un edén africano futurista–, que nunca ha sido conquistado. La película, que se desarrolla en ese mundo mítico, aborda de manera sofisticada el tema de raza y de género, y con ello, según el “New York Times”, «explora las preocupaciones humanas más amplias sobre el pasado, el presente y los usos y abusos del poder… Con su énfasis en la imaginación, creación y liberación negra, la película se vuelve un emblema de un pasado que fue negado y un futuro que se siente muy presente».

Con ello, en esta coyuntura en la que nos encontramos de racismo, sexismo y de negación del futuro, la película no solo es un éxito del mundo del espectáculo, sino una respuesta a la era de Trump. «La revolución será en vivo», se escucha en el trailer que tiene música de Kendrick Lamar, tal vez el artista de hip-hop más innovador y comprometido de estos tiempos. La banda sonora incluye una canción suya que canta con SZA .

Estas son solo algunas de las expresiones de disidencia, ira y hasta rebelión que, todos los días, desde ámbitos locales a nacionales, “rescatan” un poquito a este país. El futuro depende de ellas.