Annabel Symington - Oihan Jiménez
REPORTAJE

De calzado guerrillero a moda hipster

Hubo un tiempo en que vestir unas zapatillas Goldstar y portar una mochila era sinónimo de ser guerrillero en Nepal. Fue durante la cruenta guerra civil que se libró en el país del Himalaya entre 1996 y 2006. Pero la guerra acabó, la monarquía dejó su lugar a la república, y aquel calzado que era utilizado por los maoístas para trotar por montes, es ahora un complemento ineludible para la moderna juventud nepalí. Para muchos, vestir esas zapatillas tiene un componente de reivindicación nacional frente al poderío de sus dos gigantes vecinos, China e India.

Durante mucho tiempo fueron los zapatos emblemáticos de la guerrilla maoísta de Nepal. Pero la zapatilla de deporte Goldstar conoce hoy una segunda vida en el país del Himalaya, dónde se ha convertido en un accesorio indispensable para todo hipster que se precie. Con un precio que oscila entre los 6 y 12 euros, esta marca está gozando de un éxito creciente en el seno de la juventud nepalesa, que la viste por la moda y con cierto orgullo de su origen local. Atrás queda la sangrienta década de guerra civil (1996-2006), en la que utilizar este calzado podía bastar para ser retenido por las fuerzas de seguridad.

«Llevar Goldstar ahora es como pertenecer a un movimiento. Y todo el mundo parece querer formar parte de eso», explica la cantante de Katmandú Samriddhi Rai, que posee toda una colección, desde la típica zapatilla de tenis coloreada a unas con una suela extragruesa. Durante la guerra, llevar ese calzado era la elección de los rebeldes maoístas, que jugaban al gato y al ratón en las colinas y las montañas del Himalaya con las fuerzas gubernamentales. El grupo de punk The Kathmandu Killers recuerda esa íntima relación entre guerrillero y zapatilla en una de sus canciones.

Pero el conflicto, que causó más de 17.000 muertos, cesó, la sociedad en gran medida pasó página y ahora las zapatillas de deporte se han hecho célebres. Mucho. En 2017 las ventas de Goldstar crecieron un 30%, particularmente gracias a un nuevo modelo retro, según cifras oficiales de la empresa nepalesa, creada en 1990. Puede decirse que han logrado fijar la idea de que llevar estas zapatillas constituye un orgullo nacional en este pequeño país atornillado entre dos gigantes, como son China y la India, que se hallan inmersos en su particular batalla de influencia económica y política. «La inmensa mayoría de los bienes que tenemos en Nepal son fabricados en la India o en China», explica a France Press Shreyans Tamang, un joven de Katmandú que bebe té con unos amigos y, cómo no, un par de Goldstar a los pies. «Pienso que me gustan las Goldstar porque son fabricadas en Nepal», admite.

No es el único ejemplo de esta búsqueda de autoafirmación nacional. Con gran presencia en las redes sociales, el movimiento #MadeInNepal, por ejemplo, pone especial énfasis en los productos del viñedo y en demandar ayuda a los fondos locales de comercio.

Zapatillas y mochila: guerrillero. Durante aquella guerra civil que a veces parecía que iba a durar eternamente en la hoy República Federal Democrática de Nepal llevar unas Goldstar en presencia de uniformados era motivo suficiente para estar en aprietos. «Las fuerzas de seguridad tenían un perfil característico de guerrillero. Si era un hombre que calzaba unas Goldstar y llevaba una mochila, era un maoísta», cuenta Amir Rana, director ejecutivo de Universal Group, la casa central de Goldstar.

Incapaces de perseguir a los insurrectos, el Ejército finalmente impuso un bloqueo de sus bastiones para evitar su abastecimiento. De víveres, pero también de aquellas zapatillas que tanto dolor de cabeza les causaban. «Trataban de impedir la llegada de alimentos, pero al mismo tiempo también bloqueaban los zapatos», subraya Amir Rana. El conflicto se terminó en 2006 con la entrada de los maoístas al nuevo Gobierno. El desenlace de aquella larga guerra fue insospechadamente rápido. En febrero de 2005 el rey Gyanendra, que había accedido al trono tras la muerte de su hermano, cuñada, sobrino y demás familia real, al parecer por un complot del propio Gyanendra, disolvió el Gobierno y asumió todo el poder para sí mismo con el objetivo de combatir a los maoístas. Pero le salió mal la jugada, pues provocó que los siete partidos con presencia en el Parlamento, con el apoyo de los rebeldes, organizaran un alzamiento masivo. La insurrección alcanzó un amplio apoyo, sucediéndose manifestaciones en las que se solicitaba la renuncia del rey. La presión se mantuvo hasta que el monarca, en abril de 2006, cedió y ordenó la reapertura del Parlamento en espera de nuevas elecciones. El nuevo Gobierno y los maoístas firmaron un alto al fuego e iniciaron negociaciones que dieron cumplimiento a varias demandas de los insurrectos, en especial la conversión del reino en una república, poniendo fin a más de doscientos años de monarquía. Así que el reino nepalí se extinguió mientras las zapatillas perduraron.

Para la cantante Samriddhi Rai, Goldstar representa mucho más que «un par de zapatos cualquiera». «Vestirlos encarna el espíritu nepalés», dice orgullosa.