TERESA MOLERES
SORBURUA

Begonias a la sombra

En esta época del año, los viveros nos tientan con flores de temporada como surfinias, campanillas, geranios, pelargonios... además de begonias en sus godets, listas para plantar. Porque, entre las plantas estivales, las begonias tuberosas son unas de las preferidas cuando lucen sus flores dobles de 8 a 15 centímetros y una gran variedad de colores.

Antes de su plantación hay que preparar el terreno eliminando las piedras y las malas hierbas, nivelando con la azada y desmenuzando la tierra hasta unos veinte centímetros de profundidad. Posteriormente, añadiremos estiércol orgánico bien descompuesto. Los bulbos tuberosos de la begonia se colocan algo inclinados en el suelo para impedir que el agua de la lluvia o el riego penetren en sus arrugas ocasionando podredumbre. Es aconsejable dejar una distancia de plantación de entre 15 a 25 centímetros y, con la ayuda de un plantador, haremos un hoyo para colocar el bulbo a una profundidad igual a su espesor. Se plantan a poca profundidad para que florezcan antes. Posteriormente, los cubriremos con una capa de tierra de 2-3 centímetros máximo. Hay que tener cuidado de colocar la parte honda hacia arriba, por donde salen los tallos, y el suelo debe ser rico en materia orgánica no calcárea o con muy poca cal, y mejor que esté a la sombra o media sombra. Hay que mantener la humedad constante del suelo regando con regularidad.

También es cierto que las begonias se cultivan tradicionalmente en tiestos, en balcones a la sombra. En el fondo del tiesto se debe colocar una capa de 5 centímetros de bolas de arcilla, gravilla o trozos de tiesto, para garantizar el drenaje. Encima pondremos una mezcla de tierra de jardín, porque con mantillo se hunden, y colocaremos los bulbos con la mano. Es conveniente añadir un fertilizante líquido cada quince días para mantener la floración durante todo el verano. Necesitan riegos regulares para evitar que el exceso de agua se convierta en un problema y la mejor manera es llenar el plato con agua, tirar el exceso cuando la planta tenga la superficie fresca, y volver a poner agua en el plato cuando el cepellón aparezca seco. Los riegos finalizan a mediados de setiembre, cuando las hojas amarillean y el bulbo engrosa con nutrientes.

Se puede conservar el bulbo desecado en un lugar fresco hasta su plantación la próxima temporada.