Sin duda alguna, la gran noticia del recién terminado Festival de Cannes fue la recuperación del prestigio crítico perdido por parte del cineasta afroamericano Spike Lee, quien renacía de sus cenizas tras un par de décadas de ausencia de la competición llevándose el Gran Premio del Jurado. No han faltado los comentarios capciosos que aludían a la presencia en ese jurado de la cineasta afroamericana Ava DuVernay, autora de la película sobre los derechos históricos de la minoría negra estadounidense “Selma” (2014). Suspicacias a un lado, “BlacKkKlansman” es una fiel muestra del excelente estado de forma creativa por el que atraviesa el veterano autor de 61 años. Lo cierto es que ha sabido mantener el prolífico ritmo de su carrera recurriendo a la realización de documentales, series de televisión y películas de bajo presupuesto. Nunca ha dejado de trabajar, por más que fuera ignorado o arrinconado mediáticamente. Ha seguido a lo suyo, y el tiempo ha acabado dándole la razón y poniéndole en el lugar que siempre le ha correspondido.

¿Qué ha estado haciendo Spike Lee en los últimos cuatro años? Empezaremos por el meritorio remake de la película de culto dentro del blaxploitation terrorífico “Ganja & Hess” (1973), obra de Bill Gunn, rebautizada por Lee como “The Sweet Blood of Jesus” (2014), conjugando así su temática vampírica y religiosa. La excelente adaptación racial y feminista de la tragedia clásica de Aristófanes “Lisistrata” con el título de “Chi-Raq” (2015), que traslada la acción al Southside de Chicago con Nick Cannon como protagonista, secundada por un Wesley Snipes salido de la cárcel. Acto seguido encadenó los documentales “Go Brasil Go!” (2016), “Michael Jackson. De la Motown a Off The Wall” (2016) y “Rodney King” (2017). Pero su mayor logro ha estado en la serie de televisión producida por Netflix “Nola Darling” (2017), que es una actualización de su ópera prima homónima en blanco y negro de 1986. En la actualidad prepara un biopic sobre Neil Bogart, fundador en 1974 del sello discográfico Casablanca Records con muchos artistas negros en catálogo, y que será protagonizado por Justin Timberlake. Lleva el título provisional de “Spinning Gold”.

La pregunta del millón es saber cómo traducirán para la distribución el juego de palabras contenido en “BlacKkKlansman”, aunque apostaría por algo así como: “Un negro en el Ku Klux Klan”. En realidad, el único que ha habido en toda su historia y la película se basa en la novela autobiográfica de Ron Stallworth, en la que este policía afroamericano relata como se infiltró en el KKK cuando fue destinado a Colorado Springs. Sus superiores querían que se infiltrara en los Black Panthers, pero supo idear un sistema para hacerlo en la organización de la supremacía blanca a pesar de su color. John David Washington, hijo de Denzel Washington, cambia el acento y se inscribe telefónicamente respondiendo a un anuncio de solicitud de nuevos miembros y, a la hora de la entrevista cara a cara, envía al compañero del cuerpo encarnado por Adam Driver, quien, a su vez ,ha de disimular que es judío.

Todo esto está contado con un genuino humor blaxploitation, mucho peinado afro y música de los 70, con el “Ball of Confusion” de los Temptations como canción motivadora. Los ataques a Trump son constantes, más la inclusión en el epílogo de imágenes de los incidentes raciales de Charlottesville (Virginia). El aire militante de la narración se conjuga con una descripción caricaturesca de los miembros del KKK como auténticos rednecks (paletos), ataques que se extienden a clásicos del cine racista de Hollywood encabezados por “El nacimiento de una nación” (1915) y “Lo que el viento se llevó” (1939). Hay un homenaje al mayor activista afroamericano de la industria del cine, un Harry Belafonte que asume su gran influencia y memoria históricas.