TERESA MOLERES
SORBURUA

Jardín para niños

Durante las vacaciones de verano es práctico dividir el jardín o huerto en zonas: una para que jueguen los niños y otra para que los padres descansen. Para los más pequeños es interesante crear un arenero bien separado de las plantas y flores del césped, delimitado con maderos macizos para contener la arena. Se le puede añadir, además, una llanta de camión para que los más pequeños jueguen con agua.

Cerca del arenero, al sol, una plantación salpicada de piedras se presta a un jardín seco con plantas condimentarias y olorosas. Animad a los niños para que las toquen, conozcan sus diferentes texturas y aprecien sus olores; además, es bueno hacerles responsables de su cuidado. Pueden plantar girasoles para observar a mariposas y otros insectos atraídos en busca de néctar; y más tarde, en otoño, vendrán los pájaros para comer las semillas maduras.

Si el jardín ya tiene plantas, antes de formar el terreno de juego habrá que tomar precauciones para garantizar la seguridad. Por ejemplo, es recomendable despuntar agaves y yucas, porque sus heridas son temibles, además de alejar los tiestos con cactus. Tenemos que tomar como referencia un metro de estatura y pensar qué plantas próximas podrían herir a los más pequeños. Por supuesto, es necesario guardar las herramientas de jardín y los productos fitosanitarios en un local cerrado y, sobre todo, evitar toda plantación de vegetales tóxicos, así como arbustos venenosos como daturas y adelfas.

Haremos felices a los niños si les fabricamos con su colaboración una cabaña hecha con materiales desperdigados, y con una mesita delante para sus meriendas, señalando ese espacio con una hilera de tiestos para que conozcan sus límites. Otra alternativa es colocar un tipi o tienda india o un túnel formado por una plantación de sauces vivos que contribuirá al ornamento del jardín. Para los niños un poco mayores se recomienda montar una tienda de campaña o iglú colocado bajo un árbol donde se pueden aislar y tener su rincón de juego. Contad que con su actividad pueden aplastar las flores que encuentran a su paso al ir a buscar una pelota.

Para finalizar, no hay que olvidar la manguera de agua que hace las delicias de los chavales a la hora de regar las plantas y que acabará en una alegre ducha sobre la hierba.