XANDRA ROMERO
SALUD

Nuevas y polémicas políticas alimentarias

Según ha anunciado la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), a través de la ministra de Sanidad, antes de que acabe el año y de forma progresiva hasta el 2020, se van a instaurar ciertos cambios en las políticas sanitarias del área nutricional. En primer lugar, por fin se instaurarán medidas en colegios e institutos para impedir la venta de alimentos y bebidas con alto contenido en azúcar, ácidos grasos saturados, grasas trans y sal. También, y como se viene haciendo en otros países, se limitará la publicidad de los alimentos poco saludables dirigida a menores de 15 años mediante el Código PAOS de autorregulación de publicidad.

Pero, el cambio más relevante, según María Luisa Carcedo, es la decisión de implantar un nuevo etiquetado frontal que tiene como objetivo informar al consumidor de la calidad nutricional de ciertos alimentos. El nuevo modelo será el Nutriscore que, mediante un código de colores a modo de semáforo, tiene la intención de facilitar a los ciudadanos una información más precisa sobre la calidad nutricional de algunos alimentos y bebidas.

El código Nutriscore consiste en un gráfico con coloración gradual del verde al rojo en cinco niveles al estilo de un semáforo. Cada producto destacará el color que le corresponda en función de su contenido en azúcares, grasas saturadas, sal, calorías, fibra y proteínas. Los colores verdes identificarán los alimentos más saludables y los rojos, los de menor calidad nutricional. El ministerio de Sanidad asegura que esta propuesta se establece en base a las recomendaciones de diversas sociedades científicas y la Organización Mundial de la Salud y la Unión Europea, donde ya se implantó en algunos países y que está pendiente de introducirse en Bélgica y Portugal. 

No obstante, no es una medida que nos haya alegrado a todos los que nos dedicamos a cuidar la alimentación. Algunas asociaciones de consumidores y varios médicos y nutricionistas consideramos que este esquema puede inducir a error, ya que los valores y la coloración de dicho semáforo se calculan sobre porciones y no sobre cantidades de 100 gramos.

Por un lado, me causa desconfianza que varias de las empresas, como PepsiCo, Unilever, Mondelez y Nestlé, responsables de suministrar algunos productos nada saludables, estén involucradas en esta iniciativa y se “preocupen” por nuestra salud.

Y por otro lado, porque se basan en que este sistema se ha implantado en otro países, pero lo que no se aclara es que en esos otros lugares este semáforo es verde, ámbar o rojo en base a 100 gr del alimento. Lo que plantean aquí es: ¿Qué cálculo para asignar un color u otro se ha hecho en función de las porciones y en base a 100 gr del alimento?

Deben saber que ni los profesionales pertinentes, ni entidades científicas ni siquiera la ley tiene establecido cuánto debe ser una “porción adecuada” de cada alimento. Entonces ¿quién determina cuánto es una ración de cada alimento/producto? las propias empresas o fabricantes de dicho producto.

Por lo tanto, estas porciones no deberían ser los valores de referencia al no ser siempre realistas. Asimismo, si los semáforos, dependiendo del país, se basan en criterios distintos, no establecidos independientemente ni legalmente, cabe esperar resultados distintos del semáforo para un mismo alimento. En los de la industria lucirán muchas menos luces rojas que en el conjunto de lo establecido en otros territorios.

Esta propuesta sigue fomentando la manida idea de que la alimentación se centra en grupos de nutrientes (grasas, carbohidratos y proteínas), así como en calorías sin tener en cuenta, por ejemplo, una clasificación y, por tanto, elección alimentaria en base al nivel de procesado de los alimentos, pues esto, sí que sabemos que tiene una importante implicación en nuestra salud. Recordemos que la grasa saturada de un yogur griego no es igual que la de cualquier producto de bollería (galletas, barritas, donuts...).

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