MIKEL INSAUSTI
CINE

«A Private War»

Fue una de las sensaciones en el festival de Toronto en un año en que la industria del cine había ido a poner su atención en la controvertida figura de la corresponsal de guerra británica Marie Colvin, y es que la ficción “A Private War” (2018) se veía obligada a competir con el no menos aplaudido documental del también británico Chris Martin “Under the Wire” (2018). Entre las dos películas, que bien pueden ser vistas como complementarias, el espectador internacional va a tener una idea más aproximada de la figura de esta mujer de acción fallecida en Siria en el 2012 a la edad de 56 años.

Desde los 30 años, Marie Colvin ejerció como corresponsal de guerra para el diario británico “Sunday Times”, cubriendo la información en zonas de conflicto de todo el planeta: Zimbawe, Chechenia, Libia, Kosovo, Irak, Sri Lanka, Timor Oriental y, por último, Siria. Se había desplazado hasta allí a cubrir la guerra en la ciudad de Homs, porque quería denunciar los ataques indiscriminados contra la población civil siria por parte de Al-Assad. Cuando en pleno bombardeo los medios oficiales de comunicación huían de los misiles, ella cayó, junto con el fotógrafo Remi Ochlik, por el efecto mortal de un artefacto explosivo.

Para entonces Marie Colvin ya era una reportera famosa, ya que su imagen se volvió muy mediática a raíz de la perdida de un ojo el año 2001 en Sri Lanka, a consecuencia del impacto de una granada. Pasó a lucir un llamativo parche negro al estilo pirata que, en el fondo, definía muy bien su desafiante personalidad.

La actriz Rosamund Pike hace una impresionante caracterización de la verdadera Marie Colvin, seguramente la mejor de su carrera, dada la enorme dificultad que entrañaba meterse en la piel de alguien a quien ciertos medios anglosajones han tildado de moderna heroína, a pesar de sus fuertes claroscuros. El título de la película expresa muy bien el sentimiento de la protagonista, un ser asocial que acabó sus días en guerra consigo misma. No soportaba la City en Londres y necesitaba viajar a donde estaba la acción, pero a costa de sufrir un estrés postraumático que le impedía conciliar el sueño, llegando a fumar dos cajetillas de cigarros diarias y consumir cantidades ingentes de alcohol.

Una de las dos nominaciones a los Globos de Oro que tuvo la película fue para Rosamund Pike como Mejor Actriz Principal de Drama, y la otra de Mejor Canción Original para el temazo “Requiem for a Private War”, interpretado por Annie Lennox, que es además la compositora de la letra, mientras que de la música se encargó el compositor de la banda sonora H. Scott Salinas.

Pero “A Private War” se hace fuerte en su tratamiento visual, obra del genial director de fotografía Robert Richardson, al que tanto deben Quentin Tarantino, Martin Scorsese y Oliver Stone. Ha trabajado codo con codo con el realizador Matthew Heineman, un galardonado documentalista que se pasa a la ficción por primera vez. Es un habitual del festival de Sundance en su sección documental desde su ópera prima sobre el sistema de salud “Escape Fire” (2012), a la que siguieron su valiente incursión en el narcotráfico con “Cartel Land” (2015), o su reciente análisis de la drogodependencia con “The Trade” (2018). La experiencia previa en el conflicto sirio la había adquirido con “City of Ghosts” (2017).

La compleja existencia de Marie Colvin es sintetizada en un guion de Marie Brenner basado en un artículo de prensa publicado por la revista “Vanity Fair” con el título de “Marie Colvin’s Private War”, y firmado por Arash Amel. Los derechos fueron adquiridos por la actriz Charlize Theron, productora a la sazón de la película. No obstante la sudafricana prefirió no inmiscuirse en el casting, del que salió un magnífico reparto estelar. Jamie Dornan encarna al fotógrafo que acompaña a la protagonista, Tom Hollander a su editor y Stanley Tucci a su pareja.

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