MIKEL INSAUSTI
CINE

«Ying»

Nunca hay que dar a un gran maestro del cine por acabado, menos aún si se trata de Zhang Yimou, capaz de reinventarse a sí mismo, incluso recurriendo a un género de acción popular chino como el wuxia. Lo había tocado de lleno aportando un gran caudal estético en “Hero” (2002) y “La casa de las dagas voladoras” (2004), pero también está parcialmente presente en “La maldición de la flor dorada” (2006), “Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos” (2009), “Lady of the Dinasty” (2015) y “La gran muralla” (2016). El fracaso crítico de esta última realización, hecha en coproducción con Hollywood con un descomunal presupuesto de 150 millones de dólares y un reparto estelar occidental encabezado por Matt Damon, ha generado la pronta y lógica reacción de orgullo creativo que es “Ying” (2018), producción totalmente china presentada con éxito en los festivales internacionales de Toronto y Venecia.

“Ying”, que se titulará en el mercado anglosajón “Shadow” y en la versión doblada al castellano será traducida literalmente como “Sombra”, supone un paso más con respecto a logros anteriores de Yimou en el wuxia, al prescindir de los tonos dorados y rojo sangriento que habían caracterizado su estilo personal, para arriesgarse con una gama de grises y blancos que trasladan a la pantalla la idea del cuadro en tinta china. Una impactante decisión plástica, unida a unas coreografías de lucha visualmente revolucionarias por el tipo de armas imaginativas que emplea.

Plantea un combate entre el Yang femenino y el Ying masculino, representados respectivamente por las letales sombrillas del condado de Pei (Peixian) y las espadas del reino de Jing. El desafío se pone especialmente de manifiesto en el último tramo de la película, durante el asedio a la ciudad amurallada de Jing, dentro del contexto histórico de la decadencia de la dinastía Han en el siglo III de nuestra era. Es el periodo más visitado por el cine chino desde los tiempos de las películas mudas, debido al gran peso cultural y tradicional de “El romance de los Tres Reinos”, recopilado por Guanzhong Luo en el siglo XIV, y que recoge el proceso de unificación que se dio entre el año 220 y el 280.

La aproximación reciente más completa ha sido la de la serie de televisión “San Guo” (2010), de Gao Xixi, corrigiendo las lagunas ficcionales de los largometrajes para la pantalla grande “Three Kingdoms. Resurrection of the Dragon” (2008), de Daniel Lee, y la espectacular “Acantilado rojo” (2008), de John Woo, que con una duración de cinco horas en su versión original completa y un coste de 80 millones de dólares llegó a recaudar 150.

La lectura que Yimou hace del romance épico es mucho más autoral y está más en la línea de las adaptaciones que el maestro del cine japonés Akira Kurosawa hizo de las tragedias de Shakespeare. Nos referimos a “Macbeth” en “Trono de sangre” (1957) y a “El Rey Lear” en “Ran” (1985), sin perder de vista “Kagemusha” (1980).

De “Kagemusha” toma directamente el tema del doble, siempre muy recurrente en lo relativo a los gobernantes y su miedo a sufrir un atentado. Sin embargo, en “Ying” no es el rey al que interpreta el actor Zheng Kai quien necesita un sosías, sino su comandante militar, al que da vida el estelar Deng Chao. La razón es que el protagonista pronto comprende que para sobrevivir a las traiciones de la corte y la disputa interna del poder ha de recurrir a quien será su sombra.

Pero no todo es belicismo en “Ying”, ya que también hay espacio para el romance, gracias a que las sombrillas conservan su sentido primigenio fuera del ingenioso reverso mortífero antes apuntado, recuperando su sentido ornamental. En la intriga cortesana destacan en sus roles principescos las actrices Sun Li y Guan Xiaotong, bella y misteriosamente retratadas en claroscuro por el director de fotografía Zhao Xiaoding.

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