TERESA MOLERES
SORBURUA

Talud ajardinado

Por efecto de la erosión, el suelo puede degradarse en las zonas en ladera. Es un terreno rico en nutrientes para las plantas y la microfauna beneficiosa, así que, para evitar su erosión, es necesaria una cubierta que retenga la tierra del lavado por la lluvia. Hay varias formas de retener el suelo y las habituales son las barreras y terrazas. Las barreras formadas por troncos deben ser de madera preparada para soportar temperaturas exteriores y hay que tratarla con fungicidas. También se puede evitar la erosión con un muro de contención de piedra que, además de facilitar el drenaje, tiene una función decorativa porque embellece el lugar. Las piedras se pueden colocar a la manera de un jardín de rocalla, apropiado para terrenos muy inclinados y estas deben ser de dimensiones superiores a 50 cm. Se dice que cuanto más grandes son las piedras, mayor será su efecto ornamental. En las junturas lucirán bien plantas alpinas o mediterráneas. Recordar que para muros de más de 80 cms de altura se requiere un estudio profesional de estabilidad por motivos de seguridad.

El riego en el talud consiste en hacer fluir el agua por zanjas pequeñas o microsurcos. Estas corrugaciones están trazadas en el sentido de la corriente y con ligera inclinación hacia el interior. El agua se filtra por la capilaridad alrededor de estos microsurcos hasta reponer la humedad necesaria para la tierra. Al plantar árboles es conveniente hacer una zanja que lleve el agua a una cubeta construida alrededor del árbol. Así, el agua queda retenida el tiempo necesario para empapar las raíces. Sin embargo, el agua no debe tocar el tronco del árbol para evitar enfermedades y pudriciones, para lo cual basta con acumular tierra alrededor del tronco.

En el talud ajardinado, antes de la plantación, resulta de gran ayuda colocar mallas geotextiles o mantas orgánicas sujetas con púas de anclaje hasta que la vegetación adulta proporcione las raíces y el recubrimiento necesario. A través de los agujeros de las mallas salen las plantas. Pueden ser matas de romero, hierba de San Juan, retamas enanas o lavandas y continuar luego con árboles de sistema radicular superficial como arces, cinamomos, cerezos, espinos blancos, abedules... Una vegetación variada es la mejor opción para conseguir que el talud se sujete bien a la par que sea ornamental.