TERESA MOLERES
SORBURUA

Setos floridos

Un seto no siempre tiene que ser una especie de muralla de aburridos tonos verdes porque, aunque puede cumplir su misión de definir límites y aportar privacidad, si seleccionamos variedades arbustivas como berberis, cotoneaster, piracantas, viburnos y rosas con bayas de otoño, le añadiremos interés ornamental.

Los setos floridos pueden cultivarse de dos formas: como seto libre o podado de formas regulares. En el primer caso, el seto es campestre y tiene una mezcla de variedades. Esta forma se aplica principalmente a los setos altos. Sin embargo, para un seto bajo evitaremos la mezcla de arbustos con colores diferentes para que el resultado no chirríe. Si se elige esta posibilidad, lo mejor es escoger solo una variedad y optar por hortensias, rododendros o verónicas arbustivas. El resultado será más armonioso.

Los setos regulares y floridos son difíciles de obtener, porque la poda suprime a menudo las yemas floridas. Aún así, forsithias y escalonias resisten este tratamiento de choque, aportando un muro coloreado. La mayoría de los setos regulares ya maduros solo necesitan una poda ligera para mantenerlos densos. El suelo debe estar bien trabajado y con hoyos o una zanja de una profundidad de 50 y 60 cm de ancho, en cuyo fondo añadiremos abono maduro. Es imprescindible no olvidar el riego en el primer y segundo año, sobre todo si son arbustos trasplantados. Como la mayoría de las plantas para seto vienen en contenedores o tiestos de plásticos, su plantación puede ser flexible a lo largo del año aunque los de hoja caduca es mejor hacerlo en otoño. Contamos para zonas costeras con la escalonia, con flores abundantes en verano y otoño, o el pitósporo, de crecimiento rápido. El berberis va bien en setos compactos, y las potentillas y verónicas, en setos bajos. Crataegnus o espinos es un valor seguro para setos y pantallas en cualquier suelo, mientras los rododendros solo funcionan en suelos ácidos y los viburnos con floración invernal en jardines ciudadanos. El cotoneaster da flores en julio y frutos rojos en invierno, sin olvidar las rosas, que proporcionan bellos setos con floración hasta el otoño. Contamos con las variedades antiguas como son la eglantina y la rugosa, de floración repetida, además de los híbridos de la rosa mosqueta de follaje espeso y floración casi perpetua.