MIKEL INSAUSTI
CINE

«Joker»

Es una de las películas más esperadas de la temporada, tras ser recibida en la Mostra de Venecia con todos los honores y pasar el duro examen de la crítica especializada, ya que se sale del contexto genérico estricto de lo que se entiende por cine de superhéroes, empezando porque está dedicada íntegramente al complejo estudio sicológico y social de un villano. El actor Joaquin Phoenix siempre había rechazado las ofertas para participar en este tipo de superproducciones millonarias, también cuando fue propuesto para encarnar en la pantalla a Doctor Strange. Su aspiración era la de encarnar a una figura todavía más extraña y oscura, por lo que “Joker” (2019) sí era un proyecto que encajaba en su particular catálogo de personajes torturados. Además, el gasto de la producción ha estado controlado y no ha pasado de los 55 millones de dólares, que es menos de lo que acostumbra a gastar el estudio Warner en sus adaptaciones de cómics de DC. La entrada final del actor Bradley Cooper como productor apuntaló la seriedad de la película, que sigue la estela del tratamiento trágico que el británico Christopher Nolan hace de la franquicia “Batman”.

Conviene aclarar, sin embargo, que el Joker de Joaquin Phoenix es una fantasía libre al margen de la franquicia oficial, que seguirá contando con Jared Leto como actor fijo. De cualquier forma, el de Phoenix es el séptimo rostro con que cuenta el payaso loco, y lo más curioso es que no fue el primer candidato para el papel. Cuando la producción estaba en manos de Martin Scorsese, este quería dar el maníaco rol a su actor fetiche Leonardo DiCaprio. El cineasta italoamericano iba a inspirarse en sus películas “Taxi Driver” (1976), “Toro Salvaje” (1980) y “El rey de la comedia” (1983), junto con la novela gráfica de Alan Moore “Batman: The Killing Joke”. Sea como fuere, queda claro que con el cambio actoral hemos salido ganando.

Puede que la dirección definitiva de Todd Phillips presente más dudas, que no es mi caso. Aunque sea más conocido por sus exitosas comedias gamberras con la franquicia “The Hangover” (2009-2011-2013) al frente, posee un lado menos comentado de brillante documentalista, atraído por temas raros o infrecuentes. En su primer largometraje, “Hated” (1994), exploró en la desquiciada personalidad del músico punk y convicto GG Allin. En el siguiente, “Frat House” (1998), sacó a la luz los aspectos más inconfesables de las fraternidades universitarias y en su película musical “Bittersweet Hotel” (2000) reivindicó al atípico grupo de rock Phish.

Dirigir a alguien tan obsesivamente perfeccionista como Joaquin Phoenix no es tarea fácil, sobre todo teniendo que contentar también a la Warner con el otro ojo puesto en el fenómeno fan y la obligación de superar el fracaso previo de la major con “La Liga de la Justicia” (2017). Su compañera de reparto, la actriz Zazie Baetz, que encarna al objeto de deseo del protagonista, se confesaba una rendida admiradora suya al principio del rodaje, pero al terminar se limitó a declarar que era muy difícil trabajar con él. Baste con decir que Phoenix se empeñó en adelgazar 23 kilos para meterse en el traje morado del siniestro clown, y que se leyó un montón de ensayos sobre magnicidas asesinos de políticos y presidentes.

En “Joker” (2019), el villano deviene a su pesar en líder y símbolo de una revuelta ciudadana entre los sectores marginados de Gotham City. Esta historia paralela a la de la Nueva York real parte de cuando en los años 70 la Policía lanzó la campaña contra la inseguridad “Welcome to Fear City”.

Pero el olvidado cómico Arthur Fleck y su alter ego son presa de la locura, que Todd Phillips conecta con aquella década contracultural a la que hacíamos referencia a través del ejemplo fílmico de Milos Forman y su mítico “Alguien voló sobre el nido de cuco” (1975). Ha ido a fijarse en Jack Nicholson, lo mismo que en el actor del cine mudo Conrad Veidt de la película expresionista de Paul Leni “El hombre que ríe” (1928).

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