MIKEL INSAUSTI
CINE

«Judy»

El biopic de Judy Garland ha llegado justo a tiempo, porque en este 2019 se cumplían el 80 aniversario del estreno de “El mago de Oz” (1939) y los 50 años de la muerte de la estrella en 1969. Como quiera que “Judy” (2019) es una producción británica que recoge los últimos días de la cantante y actriz, en su ambiente terminal y melancólico recuerda mucho al biopic también británico “Stan & Ollie” (2018), que recogía las últimas giras teatrales en las islas de la inmortal pareja cómica formada por Stan Laurel y Oliver Hardy.

Hasta ahí todo encaja y entra dentro de lo previsible, pero la gran sorpresa de la película está siendo la total recuperación de Renée Zellweger, que parecía ya perdida para la actuación de un tiempo a esta parte. Está claro que la actriz se ha identificado con la Judy Garland que tenía que interpretar, comprendiendo lo que tuvo que pasar aquella mujer cuando, después de haber sido la número uno del musical, sentía que ya nadie la llamaba y nadie la quería en sus espectáculos. Antes hubiera dicho que nadie mejor que Liza Minnelli para interpretar a su madre, pero esa oportunidad ya se perdió con el transcurrir de los años, así que toca quitarse el sombrero ante el recital como cantante y actriz de la Zellweger, que a sus 50 años clava la caracterización de la Garland, gracias a que esta aparentaba más edad en la etapa de su fallecimiento a los 47.

Hay quien ha respondido con comentarios de incredulidad ante el rumor de que Renée Zellweger podría alcanzar una nominación al Óscar de Mejor Actriz o al de Mejor Canción, pero la buena marcha de “Judy” (2019) en los premios anuales apoya sus justas aspiraciones. Convenció de pleno tanto en Telluride como en Toronto, que son dos festivales internacionales considerados como una antesala de los Óscar, y obtuvo el premio de Mejor Actriz en Palm Springs y Santa Barbara, además del correspondiente reconocimiento de los sindicatos profesionales.

Tampoco existen precedentes cinematográficos que obstaculicen el camino de este esperado biopic consagrado a Judy Garland, solamente uno televisivo protagonizado por una gran Judy Davis con el título de “Life With Judy Garland: Me & My Shadows” (2001). Lo cierto es que el planteamiento de abarcar toda una vida va quedando cada vez más reservado a la pequeña pantalla, mientras que en la grande se impone con buen criterio el aprovechar el par de horas aproximado de duración para concentrarse en un periodo determinado. En “Judy” (2019) no faltan los consabidos “flash-backs” que se remontan a la juventud de la que fuera niña prodigio, pero siempre son recuerdos que conectan con el agotamiento de su traumática existencia. De joven es interpretada por Darci Shaw, quien soporta las prohibiciones de sus flirteos amorosos con un Mickey Rooney al que da vida Gus Barry.

En el terreno sentimental de los cinco matrimonios se olvida de los primeros para dedicar lógicamente el metraje al último, con un Mickey Deans personificado por el actor Finn Wittrock. En paralelo, la presencia de su hija Lorna Luft, encarnada por Bella Ramsey, introduce a su padre biológico Sidney Luft, encargándose de hacer del exmarido Rufus Sewell.

Relaciones aparte, la Judy Garland que descubrimos es una mujer sola y abandonada, obligada a convivir con los fantasmas del ayer, y que todavía sueña con recuperar a su familia. Renée Zellweger hace una clara vindicación feminista del personaje, que sufrió claros abusos siendo todavía menor. La sometían a inhumanas dietas para adelgazar que desarrollaron una adicción a las anfetaminas de la que ya no se pudo librar.

Zellweger no solo expresa la dependencia de los fármacos y el alcohol, sino que se transforma y emociona a través de la voz, cantando tal como lo hacía entonces la Garland, cuando ya se rompía en el escenario. Y también explica por qué y cómo se convirtió en un icono gay.

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