Teresa Moleres
SORBURUA

Alelopatía, desherbante natural

Alelopatía es un término biológico por el cual un organismo produce uno o más compuestos bioquímicos que influyen en el crecimiento, supervivencia o reproducción de otras plantas. El término fue introducido en 1937 por el botánico austriaco Hans Molish, quién describió las interacciones nefastas o benéficas entre todos los tipos de plantas. Este fenómeno se estudia para la fabricación de productos naturales que pueden ser usados como herbicidas, plaguicidas, antibióticos e inhibidores o estimulantes del crecimiento.

Las plantas producen por medio de sus raíces elementos fitotóxicos para evitar la germinación o el desarrollo de otras plantas más o menos próximas que les molestan, para lo cual les atacan con diferentes ácidos. Algunos de estos compuestos se denominan terpenoides que son, por ejemplo, los aceites esenciales del eucaliptus o la canela, y flavonoides que son los responsables del color de las flores.

Como ejemplo de desherbantes tenemos las plantas de garriga en medios áridos, que para sobrevivir son capaces de expulsar a sus vecinas. El laurel, mirto o el pistacho utilizan esta estrategia así como numerosas aromáticas: jaras, artemisa lavanda, orégano, romero, tomillo, salvia, santolina y ajedrea.

En general todas las aromáticas ejercen influencia sobre otras plantas, que puede ser de beneficio mutuo aunque también de efecto repelente. Una lechuga sembrada con espinacas es más jugosa; las vainas con fresas se benefician mutuamente; la ortiga sembrada cerca de cualquier planta aromática aumenta su olor e incrementa la cantidad de aceites esenciales en todas las plantas que crecen en sus cercanías. La alelopatía de las plantas comienza a funcionar cuando las raíces están suficientemente desarrolladas.

Actualmente se estudian estas propiedades alelopáticas para, imitando a la naturaleza, utilizar en cultivos a proteger de la invasión de las malas hierbas. Así, sustituye a los herbicidas químicos como el glifosato que al aplicarlo al follaje se reabsorbe a través de los tejidos matando a la planta. Su uso está muy extendido para eliminar plantas especialmente de hoja ancha y gramíneas, ocasionando graves daños al medio ambiente.