Jone Buruzko
Productos lácteos, delicias kurdas

Vivir del Pastoreo

Se sabe que el pueblo kurdo, integrado por más de 30 millones de personas y dispersado entre los países de Turquía, Irán, Irak y Siria, mantiene una larga historia de resistencia. Con parte de su población exterminada, el Kurdistán despoblado e intentando conservar su identidad, el tópico lo retrata como un pueblo tribal de guerrilleros y pastores, y aunque hay bastante más que eso estas imágenes nos acercan a la tribu Savak de Anatolia que sí practica el pastoreo como forma de vida a base de producir deliciosos y famosos quesos, además de otros productos lácteos como los yogures, que se distribuyen no solamente en sus lugares cercanos o en Turquía sino en todo el mundo.

En la cocina kurda, el desayuno está compuesto típicamente por pan, queso, yogur, a base de leche de oveja o de vaca, sin olvidar la miel.

Cuando llega la primavera estos pastores se trasladan a las montañas altas en busca de pastos frescos para sus ovejas y allí instalan su campamento y permanecen hasta el final del verano. Después, cuando las temperaturas bajan, necesitarán quince días para caminar de regreso a sus casas de invierno. La gente de Savak se queja de los precios que pagan y de que no reciben ningún apoyo por parte del gobierno. En familia o en solitario ordeñan sus animales en un altiplano de las montañas Dersim, también conocidas como montañas Munzur, en Tunceli, a 3.200 metros de altura. Allí cargan con los cubos repletos de esa leche que servirá para elaborar sus productos ante la mirada cómplice de niñas y chavales de distintas edades que juegan entre ellos y las ovejas. También deben de estar atentos a que ninguna serpiente ataque a su rebaño, algo que de vez en cuando ocurre.

El territorio de Dersim ha sido un refugio de seguridad y un hogar para quienes han vivido en esa región durante siglos. Tierra de montañas, en los libros de “Historia del Kurdistán” se recuerdan las creencias de sus antepasados y de antiguos líderes que decían que Dersim o Munzur es la leche que fluye de los pechos de la diosa Anahit. Cuando las tribus del lugar se enfrentaban entre ellas, se decía que visitaban las fuentes de Munzur y bebían leche –realmente agua– y de esta manera conseguían reconciliarse.

Un fotógrafo de prestigio. Estas imágenes fueron tomadas el pasado mes de agosto por Bulent Kilic, un reconocido fotoperiodista con años de oficio que atesora importantes premios, entre ellos el World Press Photo, la distinción de la Asociación de Fotógrafos de Prensa de Estados Unidos (National Press Photographers Association, NPPA), el Premio Bayeux-Calvados de corresponsales de guerra o el Visa d'Or News.