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Salvando a la Rana Mucuchies

La rana Mucuchies es una especie poco conocida de una zona remota de los Andes. Actualmente, este anfibio se encuentra en peligro de extinción pero un proyecto en Venezuela pretende salvarla con un método original: la reproducción asistida en laboratorio.

Fotografía: Miguel Zambrano | AFP
Fotografía: Miguel Zambrano | AFP

Poco a poco se van sabiendo más detalles sobre los hábitos de la rana Mucuchies, que tiene un promedio de dos centímetros de largo y se distingue por las sutiles manchas claras que salpican su piel. Su descubrimiento es bastante reciente puesto que ocurrió en 1985 gracias al herpetólogo y biólogo Enrique La Marca, ahora jefe del proyecto de crianza que forma parte del programa del Centro para la Preservación de Especies de Anfibios de Venezuela (REVA).

Aromobates zippeli, por su nombre científico, bautizada en homenaje al investigador estadounidense Kevin Zippel –renombrado científico por su defensa de los anfibios– es una especie endémica del bosque andino, el biotopo +páramo+, que vive en un ambiente seco y montañoso característico de la región de Mucuchies (estado Mérida, Oeste). La Marca, junto con Reinhold Martínez y Janina Puente, lidera un programa iniciado en 2018 que abarca investigación de campo, reproducción ex situ –la conservación de especies y poblaciones que se desarrollan fuera del ambiente natural– y reintroducción en la naturaleza.

El gran problema que afecta a las últimas poblaciones de ranas de la región es la extracción excesiva de agua de las lagunas del páramo, lo que agota los acuíferos (áreas con agua). «Los arroyos se han secado y la cantidad de agua que producen los manantiales ha disminuido considerablemente. Todo esto tiene un impacto negativo en los organismos que están directamente asociados con el agua», agrega La Marca.

El biólogo Enrique Marca buscando ejemplares de la rana Mucuchies junto a Reinhold Martínez.

El descubridor de esta especie señala que la rana Mucuchies «es parte integral de un ecosistema muy complejo que existe desde que apareció este bosque. Son depredadores de insectos e invertebrados nocivos para el ser humano, como mosquitos y otros vectores de enfermedades. También son fuente de alimento para otras especies».

La disminución de sus poblaciones es la señal de una «perturbación del ecosistema forestal debido a la intervención humana», lamenta el científico, que está preocupado por la deforestación generalizada de la zona. Para evitar su desaparición, el trío de investigadores buscó criarlos en cautiverio. Un reto: «No sabíamos de qué se alimentaban, cómo se reproducían, improvisamos y aprendimos sobre la marcha», subraya La Marca. La cría se realiza en recipientes desinfectados donde se recrea el hábitat de la rana Mucuchies, que deposita sus huevos sobre hojas secas. Colocan plantas como bromelias, por ejemplo, rocas, hojas secas y un recipiente con agua que simule un arroyo.

Las ranas se alimentan de insectos y larvas. «Logramos reproducir esta especie en peligro de extinción en cautiverio y por lo tanto llevar a cabo un programa de repoblación», dice La Marca, para quien el programa es un gran paso adelante en la preservación de todos los anfibios en peligro de extinción.

El biólogo Enrique La Marca muestra un espécimen de la rana Mucuchies, una especie al borde de la extinción, tal como es recolectada de su hábitat natural para ser transportada a un laboratorio de reproducción en Mérida, Venezuela.

Croar, señal de éxito. «Cuando logramos criar la rana Mucuchies fue muy emocionante porque era la primera vez que una especie de este bosque se reproducía en cautiverio», explica el científico. Para fecundar los óvulos, «es necesario que participen ambos sexos. El macho trepa y se aferra al lomo de la hembra para fecundar los óvulos depositados por esta última, liberando los espermatozoides que los fecundarán». El macho es el encargado de cuidar los huevos. Debido a la alta probabilidad de extinción de la especie en su medio natural, el objetivo es mantener su reproducción asistida el mayor tiempo posible, porque «la mayoría de las poblaciones han desaparecido en toda la región ya de quince a veinticinco».

«La liberación de los ejemplares a su medio natural se produce aproximadamente un año después de haber completado su metamorfosis de renacuajo a rana de cuatro patas», especifica La Marca. Una vez liberados estos anfibios, asegura que el mayor desafío es permitirles sobrevivir en las nuevas condiciones naturales que afrontarán. Por eso, les enorgullece señalar (…) que los croares son más numerosos en el sitio, lo que indica que las ranas vuelven a reproducirse pero… en su medio “natural”.