¿Fritura o freidora de aire?
La nutricionista de 7K se pone el delantal y se adentra en el mundo de la cocina planteando dudas sobre las opciones que nos da una freidora de aire o cocinar lo mismo utilizando la fritura convencional. Hoy hablamos de técnicas culinarias y de los pros y los contras que ofrece cada una de ellas.

Aunque no son habituales este tipo de artículos en esta sección, la experiencia propia me ha animado a escribir sobre algo a lo que, desde luego, llego tarde: la freidora de aire o AirFryer. La verdad es que me había estado resistiendo mucho a este nuevo electrodoméstico porque suelo huir de las modas relacionadas con la pérdida de peso, los conceptos cocina con menos calorías y demás, pero, cosas de la vida, aquí estamos.
Así que me he animado a hacer un análisis sobre esto. Lo primero que se me ocurre es plantearme varias cuestiones; entre ellas, ¿qué es una freidora de aire? ¿Es nutricionalmente mejor opción? Y, sobre todo, si quitas el aceite a la fritura, ¿sigue considerándose fritura?
Este nuevo aparato es en realidad un horno de convección, es decir, el aire se calienta y un ventilador lo distribuye por la cavidad. Hay que añadir que, en este caso, se añaden unas gotitas de aceite que quedan flotando en el aire. Todo esto deshidrata la superficie del alimento, generando una costra parecida a la de los fritos. Ciertamente, en esta versión de “fritura” se reduce alrededor del 90% del aceite utilizado y también se forman menos compuestos volátiles que aparecen al calentar demasiado el aceite en la fritura tradicional y que son perjudiciales para nuestra salud.
Ahora bien, ¿es fritura? Yo creo que no. La fritura como técnica culinaria implica la cocción del interior de un alimento, a la vez que se forma una costra que impide que el aceite pase dentro del alimento. Esto, claro, teniendo en cuenta que se realice bien la técnica, algo poco habitual.
Así que no, no son la misma cosa, por lo que, estrictamente, si las comparamos, estaríamos haciendo aquello de comparar peras con manzanas …pero, hagámoslo:
Partiendo de que no empleamos la misma técnica culinaria, evidentemente los alimentos no quedan igual pero, por ejemplo, con la freidora de aire se pueden cocinar alimentos que, de hacerlo en la sartén convencional, nos olería toda la casa. También es cierto que se usa menos aceite, por lo que supone un ahorro en la economía familiar y, finalmente, también parece que se reduce el gasto energético en comparación con el horno y la fritura convencional. En mi caso personal, añadiría comodidad y tiempo para realizar algunas recetas como las hamburguesas de verdura u otras preparaciones similares.
Ahora bien, la fritura, que, lejos de ser una técnica nutricionalmente perjudicial, no tiene comparación. Eso sí, si se hace bien; para ello es imprescindible utilizar un buen aceite (apto para fritura, aceite de oliva, de orujo). También es vital controlar la temperatura máxima que se alcanza, el tiempo que tenemos el alimento en cocción, la cantidad de aceite o volumen, y, por último pero no menos importante, el alimento que freímos y su calidad nutricional; es decir, no es lo mismo un nugget precocinado que una sardina fresca, evidentemente.

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