MIKEL INSAUSTI
CINE

«Inherent Vice»

La nueva película de Paul Thomas Anderson ha tenido una acogida crítica muy favorable. Tanto, que se ha colado en los Oscar de este año a pesar de que la Warner tiene previsto estrenarla internacionalmente después de la temporada de premios, y ha salido galardonada en todas las entregas de las distintas asociaciones de críticos estadounidenses, sobre todo en las categorías de reparto y banda sonora. En los Globos de Oro fue Joaquin Phoenix quien salió nominado como Mejor Actor, y en los Oscar, las dos nominaciones han ido para el Mejor Guión Adaptado (Paul Thomas Anderson) y el Mejor Vestuario (Mark Bridges). Con su séptimo largometraje, cumple la tradición, porque los anteriores, salvo su ópera prima “Sidney”, siempre han sido fieles a su cita con el tío Oscar. “Boogie Nights”, “Magnolia” y “The Master” tuvieron cada una de ellas tres nominaciones, siendo “Pozos de ambición” la que se hizo con dos estatuillas: al Mejor Actor (Daniel Day-Lewis) y a la Mejor Fotografía (Robert Elswit).

Después de dos obras profundamente dramáticas como “Pozos de ambición” y “The Master”, Paul Thomas Anderson regresa al estilo lúdico y alocado que exhibió en “Boogie Nights”. La originalidad de “Inherent Vice” reside en que se trata de una comedia negra, ya que está basada en la novela de Thomas Pynchon “Vicio propio”, aunque la versión cinematográfica se estrenará en nuestro mercado con el título de “Puro vicio”. En realidad, se trata de un extraño cruce entre la serie negra clásica con la comedia hippy, como si el cineasta hubiera metido en su coctelera las novelas de Raymond Chandler y las gamberradas humorísticas de Cheech & Chong, mezclando agitadamente “El sueño eterno” o “El largo adiós” con “Como humo se va” o “Cómo flotas, tío”. Si no fuera por ese sentido del absurdo que convierte la película en una genial excentricidad, la complejidad argumental se haría notar más que en cualquier enrevesada intriga detectivesca.

La ambientación de la ciudad de Los Ángeles a finales de los años 60 marca la diferencia, y no es de extrañar que el vestuario diseñado por Mark Bridges esté llamando tanto la atención. Se ha cuidado mucho la imagen de cada uno de los personajes que van desfilando a lo largo de la trama, especialmente la del protagonista Joaquin Phoenix. En principio, el actor principal iba a ser Robert Downey Jr., pero finalmente Paul Thomas Anderson ha preferido repetir con Joaquin Phoenix. Y su intuición del último momento no le ha fallado, porque este borda la caricatura del extraño y peculiarísimo detective Doc Sportello, con su inconfundible look sesentero y californiano, rematado por unas pobladísimas patillas.

La música va en consonancia con el ambiente de la época y del lugar, y aunque la banda sonora original ha sido compuesta por el habitual Jonny Greenwood, del grupo Radiohead, se le suma una gran selección repleta de curiosidades grabadas entre los años 60 y 70. Hay viejas y entrañables sintonías de televisión, como las de “La isla de Gilligan” o “Adam-12”. Se recupera el rock progresivo de los alemanes Can con los míticos temas “Vitamin C” y “Soup”. No podía faltar Neil Young, representado por “Harvest” y “Journey Throuhg the Past”. Los sonidos negros tienen a Sam Cooke con “What a Wonderful World” o a Chuck Jackson con “Any Day Now”. El exotismo lo pone Lex Baxter con “Simba” o Kyu Sakamoto con “Sukiyaki”. Tampoco falta la onda surfera con The Tornados o The Cascades.

Joaquin Phoenix encabeza un cartel que completan Josh Brolin, Benicio del Toro, Eric Roberts, Reese Witherspoon, Martin Short, Michael Kenneth Williams, Owen Wilson, Maya Rudolph, Martin Donovan, Katherine Waterston, Jena Malone, Christopher Allen Nelson, Sam Jaeger, Kevin J. O’Connor, Hong Chau, Amy Ferguson y la actriz porno Belladonna.

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