Iratxe FRESNEDA
67 EDICIÓN DEL FESTIVAL DE CANNES

Solo faltó Jean-Luc Godard en la 67 edición del Festival de Cannes

Con una irregular selección oficial y una apertura de festival deslavaba debido a la elección de «Grace de Mónaco» de Olivier Dahan como apuesta, Cannes continúa liderando el circuito mundial de los relatos audiovisuales.

Falta Godard!» se oyó decir en el Gran Teatro Lumière antes de que comenzase la proyección de «Adieu au langage», la última película del veterano Jean-Luc Godard. Quizá ese pueda ser el grito de guerra de la 67 edición del Festival de Cannes, la ausencia del viejo maestro. Aunque su esencia punk y rebelde se hizo ver, se sintió, a través de su película, en la que la irreverencia es el máximo pilar. Parejas incomunicadas, un perro testigo de los nuevos tiempos y el cine 3D humillado, son algunos de los ingredientes del nuevo artefacto del autor de «Al final de la escapada». Nadie como él para dinamitar la selección oficial a concurso, para decirle al mundo que el cine como espectáculo es ridículo, que los festivales también son ridículos, que el ser humano sentado en la taza de un váter es ridículo y que es ahí donde se iguala al resto de sus semejantes.

Godard rompía con el resto de la selección en la que figuraban películas innecesariamente escogidas para concursar, léase «Jimmy's Hall» de Kean Loach, «Captives» de Atom Egoyan o «The search» de Hazanavicius entre muchas otras. Sobraban y, quizá, faltaban cintas. Como faltaban mujeres directoras a concurso. ¿Qué le pasa a la industria con las mujeres? Era la pregunta que nos frecuentaba a muchas profesionales que nos reuníamos informalmente. Algunas se quejaban del trato sexista al que se ven sometidas habitualmente por sus colegas. Las anécdotas dan para un libro y la parte positiva es que a la mayoría nos quedaba claro la necesidad de «hermanamiento» y colaboración entre nosotras. Gracias al buen hacer y al talento de algunas directoras la representación femenina en la selección oficial ha sido de un altísimo nivel. Como venimos comentando en anteriores crónicas, de las dieciocho películas que concursan este año tan solo dos han sido dirigidas por mujeres y, ambas historias, ambas películas, están entre lo mejor que se ha podido ver en esta categoría.

La italiana Alice Rohrwacher es la autora de «Le meraviglie». Su primera experiencia cinematográfica fue el documental -Checosamanca-, después vino «Heavenly body». Por primera vez en sección oficial, su cinta, de tintes autobiográficos, habla de una familia de Umbría que vive en una granja destartalada y trata de ganarse la vida mediante la apicultura. Guiadas por un padre estricto y radical, la historia se adentra en las dificultades que atraviesan estos outsiders para sobrevivir en un mundo en el que los concursos de televisión parecen la única alternativa. Con soberbias actuaciones y un papel secundario pero bordado de su «madrina», Monica Bellucci, Rohrwacher muestra un talento audiovisual raro de ver, realista y poético que fuerza al espectador a engancharse al día a día de estos singulares y maravillosos personajes. Con secuencias inolvidables, que personalmente y dándome licencia a mí misma guardaría entre los tesoros de la historia del cine, las abejas funcionan como metáfora de la familia, del clan, de un mundo autentico que desaparece sin que nadie haga nada por sostenerlo.

La segunda aportación de una mujer a la competición oficial era la de Naomi Kawase. Veterana, tras recibir el gran premio del jurado por «Mogari no mori», no sin polémica, Kawase regresa a Cannes con «Still the water», una cinta que da un paso distintivo en su estilo visual, aunque mantenga una continuidad en la temática que siempre aborda: el ciclo de la vida. La nueva película de la japonesa se centra en la cotidiana espiritualidad de los habitantes de la isla de Amami. Poética, bella, el largometraje de Kawase es un respiro, un oasis con forma de película, un bello cuadro cinematográfico que contemplar. Rozando la palma de oro están Xavier Dolan con «Mommy», «Two days, one night» de los hermanos Dardenne y cómo no «Leviathan» del ruso Andrei Zvyagintsev. La suerte está echada y en pocas horas se desvelarán los ganadores.

También con alfombra roja, también con «pique-assiette»-s rondándola como dicen los franceses, en «Un certain regard» disfrutábamos de la última, fresca y coherente película de Jaime Rosales «Hermosa juventud», un retrato clarividente de lo que vive gran parte de la juventud del Estado español. Wim Wenders nos deleitaba en la misma sección con «La sal de la tierra», un hermoso documental sobre la trayectoria vital y profesional del fotográfico Sebastião Salgado que arrancó una larga y emocionante ovación. No es para menos.

Por último, me gustaría destacar el magnífico trabajo que realizan desde la «La quincena de los realizadores», en la que de nuevo el nivel ha sido muy alto. Personalmente me quedo con la autenticidad de «Eat your bones» de Jean-Charles Hue y la brillante «Whiplash» de Damien Chazelle.