EDITORIALA
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Demasiado discurso para lo de siempre

Probablemente habrá quien se sintió decepcionado tras escuchar el discurso de Iñigo Urkullu en el Pleno de Política General. Claro que normalmente la decepción tiene lugar cuando existen ciertas expectativas y estas resultan defraudadas, pero en este caso apenas había motivos para esperar novedad alguna. En ese sentido, el lehendakari no defraudó. Tristemente, lo más destacable de su discurso fueron la ausencia de propuestas concretas, su pobreza discursiva y política.

Urkullu abogó por un nuevo Concierto Político que no suponga un choque de soberanías. Un choque actualmente inexistente porque la soberanía de los vascos y vascas, quienes deberían decidir si quieren compartir o no su soberanía, se encuentra arrollada. Como dijo el lehendakari, la divergencia no radica entre autonomismo y soberanismo, la divergencia radica entre imposición y democracia. La gran diferencia con Escocia, la especificidad vasca, no está en los derechos históricos, sino en el derecho democrático que históricamente niega Madrid. Ahí se produce el verdadero choque entre el Estado español y la mayoría social vasca, la gran diferencia respecto a Londres y Escocia. En materia de paz y convivencia, Urkullu recordó que el hecho de que ETA haya dejado su actividad armada definitivamente no significa que haya paz, y achacó a esa organización en exclusiva esa ausencia de paz, justo cuando una mujer convalece de las heridas sufridas en un accidente cuando regresaba de visitar a un familiar en una lejana prisión, mientras en Madrid se desarrolla el enésimo macrojuicio político, con testimonios de torturas escalofriantes que el lehendakari obvió. Si Urkullu fuese con PSE y PP la mitad de beligerante, vehemente y exigente que es con EH Bildu, ganaría bastante credibilidad.

En un discurso acorde a la política narcotizante por la que apuesta su partido, el lehendakari defendió ayer más de lo mismo. En vez de ofrecer más cauces de participación a la sociedad, fomentar el protagonismo de esta, reduce el debate al ámbito de las élites, al pacto para el pueblo pero sin el pueblo. Una apuesta por continuar como hasta ahora y con los de siempre.