Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Mortdecai»

El bigote más ridicualizado de la historia del cine

El bigote de Johnny Depp en “Mortdecai” se ha hecho más famoso que el que lucía Christopher Lee como Fu Manchu, o el que convertía a Albert Finney en el Hércules Poirot de “Asesinato en el Orient Express”. Claro que antes no existían las redes sociales, que se han inundado en los últimas días con bromas y parodias de una película que ha costado 60 millones de dólares, por lo que es de suponer que a sus responsables no les habrá hecho ninguna gracia, más aún viendo los desastrosos resultados de la taquilla.

Y la crítica no puede hacer otra cosa que darle la razón al público que no se ha reído con “Mortdecai”, porque nada más triste que una comedia tan falta de humor, o con con una comicidad así de infructuosa, que para el caso es lo mismo. A la hora de buscar culpables la mayoría de dedos apuntan a Johnny Depp, porque es el que pone la cara y parte del dinero, en su doble función de actor y productor. Pero también tiene mucha responsabilidad en el desaguisado David Koepp, un reputado guionista que en su etapa de realizador está ofreciendo un rendimiento muy inferior.

La decadencia actoral de Johnny Depp viene a raíz del éxito de su personaje de Jack Sparrow en la franquicia “Piratas del Caribe”. Ha sido para mal, porque le ha hecho creer que puede con cualquier caricatura imaginable, a pesar de la seria advertencia en forma de fracaso millonario que supuso su intervención en “El llanero solitario” como el comanche Toro. Él ha seguido a lo suyo, dando rienda suelta a su creciente histrionismo a las ordenes del independiente venido a menos Kevin Smith en “Tusk”, donde hace del ridículo detective con acento francés Guy Laponte. Ha sido la antesala de este inefable Mortdecai, con el que quiere exhibir una capacidad de transformismo que ni Peter Sellers en sus buenos tiempos. Nada más lejos de la realidad, se peine como se peine el bigote.