«Para este disco queríamos componer canciones que nos emocionaran»
Shinova es un quinteto nacido alrededor de la inquietud de Gabriel de la Rosa y Ander Caballero, de Abadiño. La banda lleva cinco años de duro trabajo y «Ana y el artista temerario», su tercer disco, se muestra entre los álbumes más brillantes de pop-rock de la temporada.

Shinova es una banda con músicos repartidos entre Abadiño, Zaldibar, Elorrio, Durango y Berriz, localidad donde ensayan. Su sonido es ajeno a lo que las banda de la zona proponen. En realidad, es una apuesta con más posibilidades fuera de Euskal Herria que dentro, sea por la tendencia cultural interna, pero Vetusta Morla llenan ya un BEC, así que quizá ciertos clichés estén cambiando. Con “Ana y el artista temerario”, su tercer disco después de cinco años de complejas variaciones y dos discos intermedios, Shinova pueden crecer en grandes festivales, ya que de potencial van sobrados.
Shinova deja atrás “Latidos” y “Ceremonia de la confusión”. Dos discos donde mezclan metal contemporáneo, thrash, virtuosismo guitarrero, taping... y una capacidad melódica que es de lo poco que se mantiene en “Ana y el artista temerario”, álbum que apunta hacia un cambio un cambio de sonoridad e intenciones drástico.
Su tercer disco les sitúa en el lado indie del rock. Apuestan por la melodía, una sugerente mezcla de pop y rock que les coloca próximos al rock británico, aunque haya alguna querencia ajena. Han escuchado mucho a Pearl Jam, pero su poso solo se muestra tímidamente en “Artista temerario”, la canción que abre el disco. El resto es indie rock con el “Edge sound” (U2) muy marcado en algunos cortes.
Si Vetusta Morla ha conseguido el éxito pleno, a penas que Shinova tenga un poco de fortuna, bien merecida por la calidad de estas doce canciones, le debería llegar el turno, bien con este disco o con el siguiente proyecto, que en esta escena las cosas van muy lentas para desesperación de tanto y tanto grupo que ve frustrado su posible destino por falta de reacción inmediata.
Tras la escucha no quedan más que restos de un single tras otro. Gabriel posee una fuerte capacidad melódica y el resto de la banda (Dani, Erlantz, hermano de Gabriel, Foufre y Ander) no tuerce este destino. Las colaboraciones también ayudan a recrear este ambiente de pop épico intenso. Destaca el trabajo de José Caballero a la producción y el apoyo a los sintes de Julio Veiga, pero no son las únicas sorpresas.
Los textos están cuidados, no hay vacuidad ni reiteraciones. Reflexiones en voz alta lejos de las frases simplonas.
¿El hecho de que tres componentes de la banda cambiaran antes de este disco, puede ser el motivo de esta drástica remodelación del sonido e intenciones?
El giro en la orientación artística no la vemos relacionada con los cambios. De hecho, hay antiguos miembros en este disco, que ya trabajaron en la composición de las canciones. Decidimos separar nuestros caminos cuando nos dimos cuenta de que nuestros objetivos diferían, justo antes de entrar al estudio, pero fue algo muy sano, muy natural.
¿Entonces cómo llega esta nueva orientación?
Cuando comenzamos a trabajar en “Ana y el artista temerario”, teníamos claro que queríamos componer canciones que nos emocionaran, que nos hicieran disfrutar no solo como músicos, sino también como oyentes. En el proceso, nos dimos cuenta de que atenuando la distorsión de las guitarras y priorizando la base rítmica, las nuevas canciones tomaban una dimensión completamente nueva para nosotros. Sabíamos que nos estábamos alejando de cualquier cosa que hubiéramos hecho hasta ese momento, pero lo cierto es que estábamos disfrutando como nunca y, además, la banda sonaba muchísimo mejor. El resultado final ha sido un disco del que no podríamos decir si está más cerca del rock, del pop, o del indie (controvertida etiqueta esta), pero sí que podemos asegurar que contiene las canciones que más nos han emocionado desde que empezamos como grupo.
¿Y ese sonido The Edge?
Nos encanta U2. Es una de nuestras bandas favoritas, y el “Edge Sound” es una de las maravillas de la música contemporánea. Lo cierto es que siempre hemos utilizado ese tipo de delay, aunque en “Ana y El Artista Temerario”, es mucho más identificable.
¿Con un disco tan bien acabado están ansiosos porque ocurra algo gordo?
Ahora mismo estamos viviendo la mejor época desde que empezamos y estamos muy contentos con lo que nos está sucediendo desde que publicamos el disco. Por otro lado, esto no es fácil. Los músicos vivimos en una constante montaña rusa emocional y la única manera de afrontar esta situación es buscar un punto neutro y seguir andando con paso firme, aprendiendo de cada parte del camino. Para el próximo disco haremos como en este: ser honestos y hacer la música que nos pida el cuerpo.

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