Raimundo Fitero
DE REOJO

Recetas

Las recetas del FMI son tan reiterativas y conspicuas que no existe ninguna posibilidad de asimilarlas si no es a partir de un bautismo neoliberal total y absoluto. Son un síntoma de la decadencia de un sistema. La parte más evidente pero menos controlable de una epidemia contra la que no dejan comprobar la eficacia de las vacunas existentes fuera de los mercados. Es un totalitarismo economicista que produce mucho dolor, causante de muchas miserias y muertes inducidas si se aplican sus recetas sin otras medicaciones paliativas que contrarresten sus nocivos y criminales efectos secundarios.

Cruce de caminos. Ocho niños han sido detectados como portadores de la bacteria de la difteria. Se matiza claramente, son portadores no afectados, no han desarrollado la enfermedad porque estaban vacunados previamente. Todos habían estado cercanos al niño ingresado en estado grave sin aparente mejora. Tres de sus órganos vitales funcionan con ayudas mecánicas. Hay alarma social. Se están medicando a los portadores para que no contagien a ese tres por ciento de niños que parece no están vacunados por la voluntad de sus progenitores. Sigue el debate. Sigue la contradicción.

Y de repente nos llega una de esas noticias tristes, el fallecimiento de Pedro Zerolo, militante del PSOE, activista por los derechos civiles de los gays, lesbianas y transexuales, de mucha presencia televisiva, un canario de verbo fluido, de ideas profundas que pasó de aparecer con una melena afro a hacerlo con la cabeza pelada y un cuerpo escuálido que parecía haber ganado de momento su lucha contra un cáncer de páncreas.

Ha fallecido joven, cincuenta y cuatro años. Se acumulan conceptos: recetas, diagnósticos, tratamientos, vacunas. La vida y la muerte. Y el cáncer, esa maldita pandemia que no cesa.