Morir por el euro
(…) Nos parece muy bárbaro y primitivo eso de sacrificarse por una creencia irracional, por eso en Europa preferimos inmolarnos en nombre del euro. Los yihadistas creen en Alá y los economistas en el FMI: cualquier sacrificio es bueno para alcanzar el paraíso. Christine Lagarde, que se subió el sueldo el año pasado para casi alcanzar el medio millón de dólares anual, ha vuelto a exigir nuevos sacrificios para intentar salvaguardar su modo de vida. Esta top model canosa y famélica que pasea su esqueleto por la pasarela Cibeles de la austeridad cual alegoría del Medievo es la versión posmoderna del ayatolá de la madrasa, el mismo humorista que recluta tontos que le vayan haciendo sitio en el cielo. (…)
No se crean que lo del Medievo era sólo una metáfora. La penúltima receta del FMI, todavía no puesta en práctica, consiste en la sugerencia de una quita del 10% del patrimonio neto de todas las familias europeas, es decir, el diezmo. Para que Lagarde siga manteniendo ese tipazo de avispón anoréxico mucha gente se quedará sin prestaciones sociales, sin servicios sanitarios, sin educación y lo mejor, para ahorrar tiempo, será que se mueran de hambre. Morir por el euro no duele, sobre todo a Lagarde, a Rato y a Strauss-Khan, tres notorios delincuentes a los que hemos puesto al frente del tinglado monetario sólo para recordarnos la fetidez del puerco dios del dinero. (…)

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