Raimundo Fitero
DE REOJO

Cambiazos

Hay que detectar primero y seguir después el discurso oculto de las programaciones televisivas. Lo aparente encierra una idea germinal que se puede convertir en una palanca que mueve la parrilla o simplemente que se acomoda al ambiente imperante. Escrita la parida seudo inteligente del día, vaya mi extrañeza por un programa horripilante que ha estrenado Telecinco. Su nombre es “Cámbiame” y se trata de uno de esos espacios en donde se busca a alguien que se deja mostrar como un adefesio, como una persona acomplejada y tras un paso por maquillaje, peluquería y vestuario, nos vuelve hecha un pimpollo de la ribera.

Yo sospecho que el mismo equipo trabaja previamente, es decir afea, crea un personaje previamente que levante hasta lástima por la mala vestimenta, las gafas, el peinado, su actitud vital, para que después el cambio o cambiazo, sea más extremo. Y en esa transformación se emplean toda suerte de elementos que intentan infundir a la cosa aires de autoayuda, de intervención de especialistas de varias ramas de las ciencias sociales, más el apaño de los grandes profesionales de la transformación artística televisiva. Empezó fuerte en su estreno el pasado lunes, va cayendo en audiencia, y caerá mucho más porque suena a mentira total. Y porque no se sabe si eso es una metáfora de Ciudadanos, un impulso para que la banda de Rajoy se pueda convertir en unos meses en otra imagen más elegible con apenas unos cambios superficiales, o se trata de indicar que ojo que lo que se vende como cambio, está muy manipulado y cocinado de antemano. Cambiazo. Televisivamente es insano. A las personas que se prestan al juego les darán unos dineritos y unos minutos de gloria, pero no se lo cree casi nadie. Es un poco como “Pesadilla en la Cocina” que huele a montaje absoluto.