gara, donostia

Vuelta al Urumea 8 Bianditz, Munagirre, Zaria, Aldura

Esta semana cerramos el curso de Mendia, y también del Ibiliz, con las dos últimas etapas que nos faltaban para finalizar la vuelta al Urumea. Dos etapas que nos llevan, del mundo natural al mundanal ruido, pasando y haciendo guiños también a lo rural. Dos etapas que nos transportan del cielo a la tierra, a base de escalones y pequeños resaltes, si atendemos al perfil de sus etapas.

En la primera de ellas, situados en el aterpe de Arritxulo, procedemos a deshacer el final de la anterior, dejando a izda el túnel de Aritxulegi, y en dirección S, siguiendo las marcas blanca y roja por mosaicos verdes vegetales, nos presentamos en la antecima de Bianditz, muga de Oiartzun, Goizueta y Lesaka. Giramos a izda. y a unos 400 pasos, pisamos la cima de Bianditz. Merecen sus vistas a oriente, hacia los techos de Euskal Herria (1h 00´).

Para iniciar el descenso escalonado, apoyándonos en la antecima, ahora sí, continuando al frente, proseguimos esta vuelta. En estos primeros trazos, las marcas rojiblancas de la vuelta a Gipuzkoa aparecen y desaparecen en función de la vegetación, mientras el camino, variable en su firme, acaricia las distintas lomas descolgadas de la principal. De pronto, una carretera nos sorprende y nos espera, debajo al frente (Oiartzun-Artikutza). Es esta loma la antigua loma de Bianditz, siendo su nombre el generalizado para toda la montaña, en perjuicio de Arrizkoetxolagaña como cúspide.

Pero las sorpresas no acaban aquí, en la carretera. Por debajo pasa el antiguo túnel para el ferrocarril de carga proveniente del interior de Artikutza dirección Oiartzun. Ha llovido mucho desde entonces y si no… que se lo pregunten al pluviómetro de la entrada de Artikutza situado a 1km carretera abajo, cuyos datos son de récord.

De la misma carretera las marcas de la GR nos invitan a afrontar con decisión la ascensión al Munagirre, no sin antes pasar por su antecima oriental con pequeños escenarios entrañables situados en el mismo cordal. Cima de Munagirre, despejada y con pequeño vértice geodésico (1h 50´).

De cima a cima porque el tiempo se echa encima, tiramos a poniente en busca de Zaria, lo que supone descender al collado de Uzpuru o Kausoro, y cuasi tangencialmente a la carretera iniciamos la subida al resalte de Zaria, con una pequeña antena, un pequeño buzón y vértice y además, muga con el municipio de Orereta, del cual es su techo (2h 30´).

Retrasamos la entrada a dicho municipio siguiendo las marcas de la vuelta a Gipuzkoa en descenso, hasta que junto a un pequeño refugio y muy atentos, giraremos de manera brusca a izda siguiendo dichas marcas. Si bien el principio del trayecto es un lindo sendero, más tarde recientes talas llegaron a cerrar parcialmente esta GR borrando algunas de sus marcas afeando el paisaje, hasta el siguiente collado y pequeño refugio.

Más allá de Añarbe

La etapa entra aquí en un escenario sinuoso donde la línea de la pista de tierra que pisamos, deja a mano izda la futura reserva forestal del Añarbe, la belleza, sobre terrenos públicos de Orereta desde tiempos inmemoriales… y a mano derecha distintas repoblaciones y talas que afean llamando el contraste la atención. Acercándonos al siguiente refugio, si estamos con ganas, estaremos atentos y abandonando la GR por sendero subiremos a la antecima de Pertsebel, previa a la de Aldura (3h 40´).

Tras analizar sus extraordinarias vistas hacia Donostialdea y Oarsoaldea, continuamos por el cordal volviendo a la GR. De no haber tomado esta opción, habríamos visitado otro refugio con vistas parciales a la lámina de agua del embalse de Añarbe.

Una vez que camino y pistas se encuentran, hecho que se puede celebrar en las mesas recreativas, todo apunta a que será solo un reencuentro momentáneo. En efecto, diversas señales aguardan en el cercano collado de Malbazar, estratégico donde los haya. Aquí despediremos a la subcuenca del Añarbe, la GR Vuelta a Gipuzkoa e incluso la subida a Urdaburu. Aquí saludaremos el nacimiento de Landarbasoko erreka, continuando esta vuelta al Urumea e incluso si alguien quiere, poder ascender Igoin.

El giro aquí es tan brusco que incluso parece ir en sentido contrario y desciende cómodamente por pista y por PRs con señales blancas y amarillas, buscando Idoiaetxea y Susperregi. Superadas éstas, podremos ir finalizando por pequeños senderos que cortan la pista, mientras atravesamos lindos bosquetes atlánticos, hasta llegar junto a la estrecha carretera a más mesas recreativas y a un pequeño parking donde finalizaremos la excursión (4h 30´).

Debajo, hacia el S, habremos dejado la erreka de Landarbaso y si mirásemos hacia el N, veríamos las últimas tachuelas restantes que nos quedan para la próxima y última etapa.