gara, donostia
El pastor

Zinegotzi: Guardián de las esencias

Por la curva de la Estafeta! ¡Qué sería del encierro sin los pastores! La anarquía, el caos y un peligro elevado al cubo es lo que tendríamos en las calles de nuestra gloriosa ciudad durante los encierros sin la presencia de esos valientes de polo verde oscuro que cada mañana sanferminera se juegan la vida velando por la seguridad de todos los corredores.

Esos patas que vienen a estropear nuestro acto festivo por antonomasia necesitan que alguien les ponga en su sitio y ahí están los pastores, con sus varas para arrear a los toros y para apartar a aquellos que ponen en riesgo a los demás tocando o citando a destiempo al toro.

Ya era hora de que el ilustre Ayuntamiento elevara su categoría a la de agente técnico con autoridad en el encierro para seguir poniendo fundamento en una carrera con demasiada gente más pendiente de salir en la foto y como si corriera delante de perros y no de toros de 600 kilos. Porque no se puede permitir que estos sacrificados guardianes terminen sentados en el banquillo por intentar hacer lo mejor posible su trabajo. Desde aquí, un saludo emocionado a Reta, Itarte, Miguel, Pérez y todos sus compañeros, en especial a Chichipán.