Emily Watson: «Hay mucho de mí que todavía no se ha descubierto»
La actriz londinense Emily Watson recibió ayer el Premio Donostia en reconocimiento a su carrera, galardón que recibió «maravillada pero extrañada», porque afirma que es «muy joven para recibir un premio así». Watson ha sido nominada a mejor actriz a los Globos de Oro y el Óscar por su papel en «Rompiendo las olas» y «Hilary y Jackie». Acaba de estrenar «Everest», película estadounidense de suspense dirigida por Baltasar Kormákur.

«Soy demasiado joven para recibir este premio», comentaba Emily Watson ante la prensa horas antes de recibir el único Premio Donostia que concede este año Zinemaldia. La actriz londinense, de 48 años, se mostró emocionada por el reconocimiento que el galardón concede a su carrera y, horas después, se mostró agradecida al recibir, de la mano del director de Zinemaldia José Luis Rebordinos, el premio.
Tras saludar a los asistentes con un «Eskerrik asko Donostia», reconoció que le resulta más fácil interpretar a un personaje que mostrarse tal y como es ante las multitudes, y remarcó que el cine es un trabajo colaborativo, por lo que dedicó el Premio Donostia a todos los que, durante su carrera, han estado a su lado: «Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que entré en un plató. Desde entonces, ha habido muchas horas de colaboración y en ocasiones me he sentido rodeada de magia. Por eso quiero dar las gracias a todos esos colaboradores, para mí ha sido un gran privilegio poder trabajar con ellos». Añadió, refiriéndose a grandes cineastas con los que ha tenido la ocasión de trabajar, que «muchos de ellos han tenido una vida mucho más interesante que la mía», y opinó que «los actores y actrices somos gente frágil», por lo que el apoyo de nuestros allegados más cercanos suele ser imprescidible: «No podría hacer esto sin los que me rodean. Para todos ellos es este premio», concluyó.
Minutos antes, a su llegada al Kursaal, la actriz se mostró amable con los donostiarras, a quienes saludó y firmó autógrafos desde la alfombra roja, e igual de cercana se mostró en el photocall, donde también dedicó unos instantes a sus fans.
Watson (Islington, Londres, 1967) debutó en el cine en 1996 de la mano de, ni más ni menos, Lars von Trier. Sobre esa primera experiencia habló ante los medios unas horas antes de recibir el Premio Donostia. «‘Rompiendo las olas’ fue un gran desafío para mí. Decían que era difícil trabajar con él, duro, pero como era mi primera experiencia no tenía con qué compararlo y me sumergí completamente. Tiene una manera de trabajar, con tantas repeticiones de escenas y demás, que hace que no te estés dando cuenta de que estás rodando una película. Fui esa chica loca de la película durante muchos años y, sí, ese papel me abrió muchas puertas». Ciertamente, por su interpretación recibió dos nominaciones como mejor actriz para el Globo de Oro y el Óscar.
Actualmente se puede ver a Watson en “Everest”, film estadounidense de suspense dirigido por Baltasar Kormákur que inauguró el pasado 2 de setiembre la Mostra de Venecia.
Buscando desafíos
Durante su carrera, Watson ha realizado una treintena de películas, entre las que se encuentras cintas dirigidas por directores de culto, como “Las cenizas de Ángela” de Alan Parker o “Gosford Park” de Robert Altman, y films más comerciales como “War Horse”, de Steven Spielberg. «Realmente, no tengo un plan –reconoció Watson–. Tengo una vida como de gitana, me dejo llevar por el viento. Cuando tenía 22 años era divertido que mi vida fuera así, pero ahora, con familia y niños pequeños [tiene dos hijos, Juliet de 10 años y Dylan de 7], supone un gran desafío. Siempre intento interpretar papeles que tengan integridad, fondo, que sean interesantes».
Aseguró que a la hora de aceptar o rechazar un papel, no obstante, suele tener muy en cuenta el guion, el equipo con el que va a trabajar y la cercanía a su familia: «Nunca podría interpretar pensando que el guion es una tontería, tiene que inspirarme, pero es cierto que muchas decisiones también tienen que ver con mi vida, con mis hijos».
Además de en la vida real, Watson también ha ejercido de madre en la gran pantalla, en películas como “Las cenizas de Ángela”, “La ladrona de libros” o “War Horse”. Preguntada por los periodistas si se ve como “la madre eterna”, Watson respondió que «soy madre, y las madres también son mujeres». Añadió que le gustaría interpretar «a una villana» y que tampoco descarta la comedia. «Hay mucho de mí por descubrir y creo que en comedia sería muy buena, dicho sea de paso», bromeó.
Entre los papeles que recuerda con cariño se encuentran los de “Rompiendo las olas”, el de “Hilary y Jackie” –por la que también fue nominada a los Globos de Oro y el Óscar–, “Gosford Park” –«fue divertidísimo rodarla», aseguró– y “Embriagado de amor”, de Paul Thomas Anderson. «Recuerdo que me dijo que no hiciera mis habituales investigaciones, que no quería que fuera preparada. ‘Quiero que seas tú misma’, me dijo. Fue maravilloso».
Además de su carrera cinematográfica, Watson ha participado en producciones para televisión y también conoce de cerca el teatro, aunque reconoció que se encuentra «más cómoda en el cine. Siempre me ha encantado hacer teatro, pero es difícil hacer ocho obras en una semana... Recuerdo haber ido a un ensayo, pensar que estábamos finalizando y darme cuenta de que teníamos que hacerlo otra vez... En el cine, me encuentro como si estuviera en mi hogar, y la televisión tiene otro ritmo, que también me gusta».
«No conocía el premio»
Watson aseguró estar «maravillada» por el premio, aunque reconoció que se siente «muy extraña». «Creo que aún no tengo la suficiente edad para recibirlo, es que todavía me siento como si tuviera 23 años», bromeó. «Voy a las ruedas de prensa y visito festivales por un proyecto, no lo hago solo por mí, y aunque creo que puedo ser muy buena a la hora de interpretar otra persona, ser yo misma ante vosotros es un gran desafío para mí», se sinceró. Reconoció también que, aunque «por supuesto» conocía Zinemaldia, no sabía de la existencia del Premio Donostia. «Cuando me lo dijeron, vi la lista de los premiados anteriormente y me pareció increíble. Me quedé bastante sorprendida», aseguró.
La actriz también dedicó unas palabras al mundo del cine que, a su parecer, «es del todo cíclico». «Algo se pone de moda, gana dinero, todos quieren hacer eso, llega un momento que fracasa y entonces buscan otra cosa. Pero yo creo que las grandes historias y los grandes directores siempre emergen, y tengo la suerte de haber trabajado con algunos de ellos». Entre ellos destacó a Robert Altman, con quien presentó en 2001 “Gosford Park” y que describió como «el ser humano más extraordinario que he conocido. No utiliza las reglas de nadie, es un filósofo del espíritu. Me gustaría volver a trabajar con él».

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