Juanjo Álvarez relanza la idea de integrar las universidades vascas
El catedrático Juan José Álvarez utilizó la entrega del Premio Eusko Ikaskuntza 2015 ayer en Donostia para reivindicar la función social de la universidad, pedir políticas públicas que la refuercen y retomar la necesidad de un sistema universitario integrado vasco.

El acto de entrega del Premio Eusko Ikaskuntza tiene, entre otros, el valor añadido de reunir a las universidades que desarrollan su labor en los territorios vascos. Algo que adquiere mayor sentido cuando, como ayer en el acto que tuvo lugar en el Palacio de Miramar, el homenajeado es «uno de los suyos».
Juan José Álvarez Rubio (Zumaia, 1964) es catedrático de Derecho Internacional Privado de la UPV-EHU y ha sido director académico de la UNED de Bergara. Ha trabajado en el sector privado (es consejero del bufete de abogados Cuatrecasas) y ha participado en la confección de legislación, como el anteproyecto de Ley de Derecho Civil Vasco. Es conocido por sus artículos en prensa (colabora en “Noticias de Gipuzkoa”) y como tertuliano en las diferentes cadenas de EiTB. Y por haber jugado como futbolista en la Real Sociedad, el Eibar y el Real Unión.
Cercano al PNV, siempre ha mantenido la autonomía propia de los académicos y se ha caracterizado por su preocupación por el país, por su cultura y su sociedad, y por los derechos de las personas. Recientemente participó en el acto de bienvenida a José Luis Elkoro en Bergara.
Comprometido, empático, con una gran formación humanista, los discursos de ayer realzaron esas virtudes. Desde el rector de la UPV-EHU, Iñaki Goirizelaia, hasta Txomin García, director de Laboral Kutxa, que auspicia el premio, todos subrayaron su currículum, su capacidad de trabajo y su carácter familiar, amable y positivo. También su juventud.
Más que un académico
Pese al carácter protocolario del acto, presidido por el lehendakari Iñigo Urkullu y la consejera Ana Ollo del Gobierno de Nafarroa –que trasladó al galardonado las felicitaciones de parte de la lehendakari Uxue Barkos–, en su alocución Álvarez demostró que se toma en serio su trabajo, y este premio. Arrancó con una crítica a la vanidad de los académicos, para defender acto seguido el carácter de servicio público de la universidad, «la importancia estratégica de la formación» y la necesidad de políticas públicas apropiadas, más en el contexto de la crisis.
Siguiendo el espíritu de Eusko Ikaskuntza, aprovechando la presencia de cargos públicos y de representantes de las universidades que trabajan en territorios vascos, reivindicó un «verdadero sistema integrado, colaborativo, cooperador, fuerte y orgánico» entre estas universidades. Y fue más allá, planteando «una universidad vasca, de Euskal Herria, virtual, on line, en euskara», tomando como referencia experiencias del MIT o Stanford en EEUU.
No hubo acuse de recibo por parte del lehendakari, que destacó su amistad con Álvarez en un discurso correcto y plano.

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