Quince años de evolución entre Petroushkas
Accidentado programa el que esta semana ha presentado la OSE: primero iba a actuar la pianista Tamar Beria tocando a Beethoven, se anunció luego a la violinista Karen Gomyo con el primero de Shostakovich y, finalmente, ha sido Boris Belkin quien ha tocado este concierto en una sustitución de última hora. Pese a todo, orquesta y solista firmaron una versión de categoría de esta obra extraña, que evoluciona del hermetismo del primer movimiento a la expansividad casi cirquense del cuarto. Belkin trazó bien ese recorrido, con unas formas siempre sobrias –otros violinistas brincan y dan volteretas al tocar esta partitura gimnástica– pero comunicando siempre una gran verdad en el estilo así como en el sombrío contenido emotivo.
El concierto de Shostakovich fue un buen calentamiento de motores para la OSE, que en la segunda parte se enfrentaba a “Petroushka” de Stravinsky y su fascinante despliegue de virtuosismo orquestal. Aún recuerdo la anterior “Petroushka” que interpretó la OSE, hace casi quince años, y es bastante impresionante la evolución que ha gozado la orquesta desde entonces. A las órdenes de Jun Märkl este fue un ballet lleno de vida, desbordante de detalles, con una OSE de gran calidad sonora y con total flexibilidad para expresar los complejos y vertiginosos estados de ánimo de las tres marionetas protagonistas.

El PP amenaza con el exterminio político a EH Bildu y sin tener turno de palabra

El exalcalde de Hondarribia fichó por una empresa ligada a Zaldunborda

«Tienen más poder algunos mandos de la Ertzaintza que el propio Departamento»

Etxebarriazarragak jantzi du Bizkaiko txapela
