Ariane KAMIO
DONOSTIA

La sociedad de la década de los 70, ni tan lejos ni tan cerca

En la década de los 70 el Estado español comenzó una transformación social y religiosa, cuyos indicios se podrían fijar en los últimos coletazos de la dictadura y en los años de la denominada Transición. Rituales religiosos, costumbres rurales e instantáneas que evocan un Estado oscuro forman parte de la exposición «Tan lejos, tan cerca», en el Museo San Telmo de Donostia, con un elenco artístico formado por seis fotógrafos.

Quien haya vivido la década de los 70 verá cómo las cosas han cambiado. Una evidencia si se echa la vista atrás desde una perspectiva temporal. Sin embargo, y a pesar de que hayan pasado más de cuarenta años de aquella época, se puede decir que se trata de un periodo de tiempo que muchas personas guardan con visos cercanos en sus retinas. Procesiones, un niño sentado frente a un ataúd, una mujer confesando sus pecados a un sacerdote, toreros antes de entrar en una plaza, el Celedón gasteiztarra, una misa en el campo, niños jugando con ataúdes, peleas de gallos... ¿Cuánto de ello han vivido las generaciones actuales?

La muestra “Tan lejos, tan cerca”, presentada ayer en el Museo San Telmo de Donostia ofrece un recorrido visual sobre aquella sociedad, muy arraigada en sus tradiciones y ritos religiosos y con un mundo rural que en muchas ocasiones rozaba lo surrealista, incluso lo macabro.

La exposición, que permanecerá abierta hasta el 6 de enero de 2016, es una coproducción de La Fábrica de Madrid y la Fundación Foto Colectania de Barcelona y, tras su paso por ambas capitales –fue estrenada en el PhotoEspaña 2014– llega ahora a Donostia.

La propuesta refleja el nuevo documentalismo fotográfico de aquella década a través del objetivo de seis profesionales, que comenzaron sus carreras en los últimos años del franquismo, aunque la mayoría de las imágenes que se exponen corresponden a la denominada Transición. Según la comisaria Cristina Zelich, presente ayer en al presentación, estos fotógrafos se diferencian de la generación anterior en la forma de mirar a la sociedad, «más directamente a las costumbres rurales, a las religiones», aspectos que en aquellos años comenzarían a percibir los primeros cambios. «Es otra forma de mirar a otra España que se está convirtiendo en laica, pero que en algunos lugares siguen todavía enraigados a las costumbres religiosas», destacó.

Seis fotógrafos

El fotógrafo gasteiztarra Koldo Chamorro figura entre los fotógrafos que conforman el elenco artístico de esta coproducción. Sus imágenes poéticas recuerdan «a lo que se denominó realismo mágico. Es más que una reflexión sobre la realidad».

Cristina García Rodero, problablemente la más popular de entre los seis, realiza su aportación artística partiendo de una selección de imágenes recopiladas del trabajo “España oculta” que realizó en el año 1991.

Cristóbal Hara no fijó su objetivo tanto en el ámbito rural, sino en las capitales de provincia, mostrando imágenes en su mayoría captadas en Cuenca. «Le preocupaba el lenguaje fotográfico –explicó Zelich–, cómo utilizarlo para representar la realidad».

Fernando Herráez, por su parte, realiza una selección de sus trabajos “Terra Incógnita” y “Sangre de toro”. Herráez fue uno de los fundadores de la agencia Cover de Madrid, una cooperativa de fotógrafos que seguía el modelo de la agencia Mágnum y que permaneció siempre en conexión con la fotografía europea.

Por su parte, la catalana Anna Turbau ofrece una visión de la sociedad gallega, a donde se trasladó para convivir son sus vecinos. No solamente se centra en el espacio rural, sino que además muestra también otro tipo de situaciones, como las luchas obreras.

El también barcelonés Ramón Zabalza cierra el elenco artístico con fotografías sobre la comunidad gitana tomadas en poblados afincados en los extrarradios de las grandes ciudades. «Intentó que lo aceptaran, ya que era la única manera de que pudiera fotografiar sus ritos», añadió la comisaria.