La Selva de Ulia, y la georruta occidental del monte

El monte Ulia es un enclave natural y excepcional en San Sebastián con una extensa red de sendas y caminos, la mayoría balizados y catalogados, que permiten al aficionado planificar diferentes excursiones, de diferentes niveles, desde cortas y fáciles a medias, con insospechados y bellísimos paisajes que no dejan indiferente a nadie. El mar y la tierra ofrecen resultados sorprendentes. Esta es la primera propuesta “fácil” de una trilogía para descubrir otras rutas a las clásicas, para intimar más con la montaña. En esta ocasión disfrutará con el itinerario conocido como “Selva de Ulia” (El marojal de Barrakaldea) para una vez al borde de la franja marina, que se pretende se convierta en una reserva protegida, recorrer un sector de la senda litoral y actualmente también Geo-ruta del monte en su sector occidental, un privilegio donde se fusionan paisaje, naturaleza e historia.

Para reducir esfuerzos, nace esta sugerencia desde la cima del monte, desde el centro de interpretación, que bien merece la visita. A pocos metros hacia el oriente, un brazo de señales indica la dirección hacia el litoral, con balizas verdiblancas del SL GI-33 y también blanquiazules de la “vuelta a San Sebastián” que el aficionado debe seguir en un principio. Tras bordear la campa del antaño tiro al plato de Basollúa, a los 10 minutos, cuando la vía balizada deriva hacia la izda, nace a la dcha otro pisado camino (referencia una X blanquiverde) que deberá seguir el senderista. Es la puerta a un espacio único, de exuberante vegetación y extraordinaria diversidad biológica, un cerrado y denso bosque, por donde no penetra el sol, con una lujuriosa y frondosa flora y con especies de gran diversidad destacando los abedules, robles y marojos: es “la selva de Ulia”. La senda, limpia se abre paso en un escenario Orinoco-amazónico que se puede asemejar a los habituales de Costa Rica (salvando las distancias). Desemboca la ruta en una pista de cemento, conocida como la del “emisario”, que el aficionado seguirá en descenso hasta el borde los acantilados, donde se encuentra la construcción del “emisario submarino” que aleja las aguas residuales de la ciudad, ya depuradas, a un Km de distancia. Allí, deberá obligatoriamente asomarse hacia el “mirador del emisario”, a la izda, para disfrutar de una visión única de los verticales farallones. Al regreso, el montañero continuará hacia el W, dirección Donostia, siguiendo la estrecha senda balizada con botas amarillas del Vasco de Camping, “ruta de los acantilados”, y ahora también la nueva “Geo Ruta”. Iniciará ahora la travesía de un relieve monoclinal (cuestas, crestas) salvando varios valles colgados, que finalizan en imponentes y verticales frontones, donde destacan curiosas geoformas de gran belleza, de diferente tipo que merece observar con tranquilidad y fotografiar. Destacan los hojaldres grises, los alveolos tipo gruyère, en un pseudokarst en las areniscas del monte, las concavidades y cuevas producto de la meteorización de estratos, los cannonballs y boxworks, con filigranas de diseño creadas por la erosión a través del viento y el agua.

En una travesía cómoda, y tras el barranco Txoritxuluak, llegará el caminante a la cueva de la peña Ataloi, en Animetako muturra-Punta de las ánimas a cuya cima merece ascender para contemplar los escarpados de Ataloiko blaya donde revolotean numerosas aves de diferente tipo y un valle con paredes de llamativos delineaciones y colores sobre rocas arenizadas con bandeados y anillos. En la confluencia con el camino tradicional de media ladera, el caminante, en excepcional paseo, dando vista a los espectaculares acantilados, alcanzará la calzada, bajo otra espectacular geoforma, el pitón Kutralla con formas caprichosas por erosión diferencial de las areniscas, y cerca del histórico lavadero y fuente de ese nombre.

Deberá ahora el deportista, desde la fuente, retroceder unos metros hasta la curva, para seguir un camino al frente, que en un principio asciende por gradas, penetrando nuevamente en otro sector de la “selva de Ulia” que vuelve a sorprender. Se une con el camino de la “vuelta a Gipúzkoa” con las bandas blanquiazules que conducen al senderista hasta el centro de interpretación, no sin antes subir hasta el mirador de la “Peña del Rey”, sobre el bosque y con vistas sobre el litoral del Jaizkibel.